Mi novio y yo estamos juntos ya hace tres años. Nuestra relación siempre fue normal, nada raro. Cuando comenzamos, tener sexo con él era lo más tierno del mundo. Me encantaba porque siempre hacía toda una previa romántica antes de ir al punto, incluso cuando empezábamos a tener intimidad, no era todo lujuria, eran también besos tiernos y apasionados.
Cenicienta
La verdad que me hacía sentir como cenicienta. Pero pasaron los meses y empecé a conocerle un poco más. A mi novio le encanta el sexo, pero demasiado ya, él todo el tiempo quiere tener relaciones. Me pide casi todos los días.
No vivimos juntos pero estamos cerca. Y ahora lo que me molesta mucho es que me exige que haga cosas que no me gustan. Me dice que tengo que ser más atrevida en la cama, pero ya no sé qué más hacer para complacerle.
Él dice que tengo que mejorar las expresiones en mi cara, que no parece que esté disfrutando, me pide gritar y todo luego, pero la verdad que eso no va conmigo.
Placer
La verdad y soy sincera, dejé de sentir placer. Es como que demasiado repetido ya estamos haciendo y no me causa más placer, para que yo llegue a terminar, es muy complicado, y él quiere escucharme, dice. A veces tengo que fingir que llegué para darle el gusto.
Lo último fue que me dijo que ya no le satisfago sexualmente, que ya no le gusta tener relaciones conmigo, que no soy sexy, más o menos de “kure manó” (chancho muerto) me trató.
Triste
A mí me pone muy triste que él tenga demasiado en cuenta esas cosas y que ya no sea romántico, que en nuestra relación haya primado lo sexual.
No sé si pensar que es flor de patán por tratarme como me anda tratando, ¿o será que es normal, que está en su derecho?
Cuando ya no le gusta cómo estamos haciendo él deja de estar conmigo, me deja nomás ahí en plena acción. A mí no me molesta que me deje, porque ya no disfruto, pero lo que sí me duele es por qué yo tengo que fingir incluso que tengo orgasmo y él hace evidente que no le gusta.
¿Será que me quiere realmente o es todo sexual para él ahora conmigo?
Colmo
Llegó al colmo de pedirme una vez que estemos juntos en el auto. Cuando salimos a cenas o eventos él muchas veces se pasa de la raya y me quiere tocar debajo de la mesa, yo nomás le doy un zapatazo para que se dé cuenta. ¿Qué hago. Vale la pena seguir con él o no?
La respuesta de la licenciada Rocío Paredes: