“Mi marido, o mejor dicho, pareja, es un hombre muy atractivo, churro, él tiene 39 y yo tengo 37. Las chicas se emboban por él y él es muy coqueto, lo que me causa algo de inseguridad. Él siempre fue así, muy amable con todos, pero a mí no me agrada. Ya le dije que me incomoda que ande sonriendo de aquí para allá con las mujeres y me dice que es su forma de ser. El problema es que esa forma tan canchera de ser hace que algunas chicas le hagan bromas o se comporten muy acomodadamente. Cada día puedo disimular menos que me picha y él no cambia. Si fuera del revés, creo que tampoco le iba a gustar que yo sea tan amigable con los varones. No quiero obligarle a cambiar, pero tampoco quiero parecer boluda mientras él da pie a que le coqueteen. No sé qué hacer”.
Entiendo que te sientes incómoda con la actitud coqueta de tu pareja. La comunicación abierta es clave en una relación y esta situación no es la excepción.
Sería útil tener una conversación sincera con él sobre cómo te hace sentir su comportamiento; explicale tus preocupaciones y escucha sus puntos de vista también.
Hablale de los límites que establecés vos en tu relación con los del sexo opuesto y que creés también debería él considerarlos, de manera a no propiciar aproximaciones que podrían resultar inconvenientes para ambos.
Convengamos que, ciertamente, hay personas que pueden perfectamente tolerar ese tipo de actuar de sus parejas, pero ¿vos sos una de ellas? ¿o solo te convida de dudas e inseguridades que él se comporte de la manera en que mencionás que lo hace?
Juntos podrían encontrar un equilibrio que funcione para ambos sin que ninguno se sienta incómodo y deje de ser quien es. Recuerda que quien ama es capaz de hacer todo cuanto le sea posible para cuidar de la estabilidad y los sentimientos de su pareja.
Ahora bien, si le es indiferente tu malestar y tu dolor, probablemente, querida, “ahí no sea”. Preguntate si es esa la actitud que esperás recibir de quien has escogido para que transite contigo los días de tu vida.
De tu honesta contestación depende el curso de tu relación. Abracitos.