Carlos abrió Instagram y fue a revisar, una vez más, el perfil de su novia, Karina, que siempre le tortura.
Es un álbum de fantasmas: viajes a playas lejanas, cenas elegantes, risas congeladas junto a Alex, su exnovio fallecido en un accidente de tránsito. Todo estaba ahí, intacto, como si el tiempo no hubiera pasado para ella.
Él, en cambio, apenas llega a las historias, esas que desaparecen en 24 horas.
Desde la facultad, Karina había sido su amor platónico. Ahora la tiene a su lado, sin embargo, siente que comparte su corazón con un muerto.
El recuerdo de Alex, quien falleció hace tres años, se interpone siempre, como una sombra silenciosa.
Carlos también lo conocido en la facultad, aunque nunca fueron amigos. Alex venía de una familia con dinero y le regalaba a Karina de todo: perfumes, joyas, cenas en restaurantes exclusivos.
Carlos, con sus 28 años, trabaja duro para sostenerse, pero no puede competir con el nivel que le daba la expareja.
Lo que más lo atormentaba es: ¿cómo podía tener celos de un difunto?
Ya hay peleas
Cada gesto de cariño de Karina viene acompañado de una comparación involuntaria.
“Alex me enseñó a cocinar esto, siempre le quedaba delicioso”, dijo una noche mientras cortaba verduras para la cena.
Carlos sintió un nudo en el pecho. No soportó más.
“Andá buscale bajo la tierra, entonces”, le gritó.
Karina no dijo ni una sola palabra, pero se retiró con los ojos llorosos. No volvieron a hablar del tema, pero dejó entre ellos un silencio y una distancia más fría que cualquier pelea.
Carlos sabe que Karina es buena novia: cariñosa, leal, siempre atenta. Pero también cree que ella no ha cerrado la herida.
Dos años llevaban juntos, y aun así, Carlos no logra sentirse suficiente.
Ama a Karina, pero también sabe que lucha una batalla imposible: el conflicto no es contra otro hombre, sino contra un fantasma que sigue ocupando demasiado espacio en el corazón de la mujer que ama. Con la que proyecta formar una familia, pero ahora duda de que ella tenga las mismas intenciones.
“No sé qué hacer porque no quiero presionar a Karina a que olvide a su exnovio, además, sé que eso no funciona así nomás. Pero también me pregunto si ella está preparada para avanzar en nuestra relación, si tengo que darle tiempo, tirar la toalla o cómo tengo que lidiar con esta situación”, pregunta Carlos.
Repuesta de psicóloga
Es importante entender que el duelo no es olvidar, sino aprender a vivir con la ausencia. Sin embargo, cuando ese recuerdo ocupa demasiado espacio —comparaciones, fotos visibles, publicaciones en redes—, la pareja actual puede sentirse desplazada e insegura, como le ocurre a Carlos. La sugerencia es validar el duelo de Karina: necesita tiempo y, posiblemente, apoyo psicológico para integrar esa pérdida. Pero también, escuchar a Carlos: su malestar es real y merece ser expresado sin culpas. Deben construir acuerdos: no se trata de borrar el pasado, sino de dar lugar al presente. Amar no significa competir con recuerdos, sino crear un espacio nuevo donde ambos se sientan valorados. Karina debe trabajar en soltar desde el corazón, y Carlos en marcar límites saludables para no vivir bajo una sombra que no le corresponde.