Soy Yenit, nunca imaginé que la felicidad de mi hija Sol, de 28 años, se convertiría en mi peor tormento. Ella se casó hace tres años con el hombre que toda madre soñaría para su hija: trabajador, educado, amable. Le queríamos todos.
Se veían tan enamorados, admiraba muchísimo la relación de ellos. Yo me quedé viuda hace algunos años, y hace dos volví a casarme. Mi nuevo esposo trajo a vivir con nosotros a su hermana, una mujer de 35 años recién llegada de España, es simpática, canchera, con mucho mundo como se dice.
Nos llevábamos bien, y lo mejor fue que Sol y ella se hicieron muy amigas.
Salen juntas, se visitan, y mensajean mucho también.
Me gustaba que tenga una amiga con quien pueda hablar y visitarse, pero el destino me mostró el lado más oscuro de todo esto.
El domingo pasado fui a la casa de mi hija a devolverle su aspiradora que me había prestado. Pero a media cuadra de la casa, vi estacionada la camioneta de mi cuñada.
Esto me olió mal ya porque yo sabía que Sol no estaba y mi idea era entregarle a su marido Carlos. Entonces decidí revisar. La puerta estaba abierta entonces entré despacito.
Apenas entré escuché risas y al acercarme vi a mi yerno, él salía del baño sin remera, solo con el short puesto y detrás de él mi cuñada en toalla.
Me quedé asustada, no sabía qué decir. Lo único que me salió fue “cómo le podés hacer esto a mi hija”. No quería que los vecinos escuchen el escándalo y salí nomás de ahí. Él me quiso alcanzar, pero ya me fui en el auto.
Qué mucho llore ese domingo, hasta la noche. No sabía cómo contarle a mi hija lo que vi. Me dolía pensar que podría destruirse lo que construyó con ese joven, encima ella estando embarazada ahora mismo.
Disculpas
Al día siguiente, los amantes fueron descaradamente hasta mi casa a pedir disculpas y suplicarme que no diga nada. Dijeron que se equivocaron, que estaban borrachos y que no volvería a pasar.
Ella lloraba como si fuera la víctima, él me pedía que pensara en mi hija, en su felicidad, en el bebé que van a tener juntos.
Les prometí que voy a pensar, pero desde ese día no tengo paz.
No sé si pueda realmente ocultarle esto a mi hija. Pero por un lado pienso que no quiero arruinar su familia, y por otro lado, me siento una traidora al no contarle.
Más o menos ya se da cuenta porque ya no le bromeo a su esposo, ya no hablo más con él como antes. Entonces ella cree que me enojé porque no estarán en una invitación que les hice ¿Qué piensa?
La respuesta