Tres hombres y una señora fueron condenados por el intento de asesinato de una mujer, quien logró sobrevivir a un atentado a tiros, que los autores quisieron hacer pasar por un asalto de motochorros. El ataque había ocurrido alrededor de las 10:00 horas del martes 28 de mayo del 2019, en la avenida Avelino Martínez y Atlanta, jurisdicción de San Lorenzo, departamento Central.
Roque Javier Vera, quien efectuó los disparos, recibió 22 años de cárcel, mientras que los tres restantes ligaron 20 años de prisión. Se trata de Marco Brítez Armoa, conductor de la motocicleta utilizada para cometer el crimen; Martín Antonio Vera, examante y hermano del autor del hecho y su esposa Bernardina Duré Aquino, considerada la ideóloga del intento de homicidio doloso.
La víctima, Wilma Castillo Noguera (34), recibió tres balazos, de los cuales dos le dieron en la parte de la cabeza y uno en la espalda. Las heridas no tuvieron orificio de salida y ella aún tiene las balas dentro de su cuerpo, según confirmó su madre.
En principio, Bernardina Duré había sido imputada por feminicidio, en grado de tentativa, “pero el Tribunal consideró que el hecho no fue cuestión de género”, según la fiscala Ana Girala, quien había presentado la acusación contra los cuatro.
“Ellos consideraron de que la cuestión de origen fue por odio, celos, por parte de la esposa, que se enteró que su marido tenía una relación extramatrimonial y estaba embarazada de gemelos”, explicó la agente del Ministerio Público, consultada por EXTRA.
Mencionó que pidió 30 años de cárcel para Roque Vera, “porque él tiene antecedentes por robo agravado y otros”, pero el Tribunal vio otras circunstancias para darle una condena menor, según señaló.
Durante el desarrollo del juicio oral y público, iniciado en marzo pasado, “nadie se arrepintió ni pidió perdón”, dijo la fiscala, quien apuntó que solo el que disparó admitió de alguna manera que fue contratado por Bernardina Duré.
Según datos, la mujer había viajado a España y a su regreso se enteró que su marido tenía una amante, por lo que empezó a planear la forma de eliminar a la extra.
El esposo tuvo activa participación en el hecho, ya que fue quien convocó a la embarazada para que vaya hasta el mencionado lugar, con la promesa de que allí le daría dinero para su tratamiento.
Se comprobó que aquel día le hizo varias llamadas, para concretar el supuesto encuentro, pero en realidad nunca salió de su casa, ubicada en Itauguá, donde se encontraba con su esposa.
“Se hizo justicia”, dijo por su parte doña Dominga Noguera, la mamá de Wilma.
Dijo que su hija está tratando de llevar una vida normal, pese a que suele tener algunas crisis, ya que aún no le fueron extraídas las balas.
Ella perdió a uno de sus mellizos y el niño que sobrevivió está bien de salud, según la abuela.
Lamentó la deuda que aún tiene su hija con el Crédito Agrícola de Habilitación, que quitó para cultivar en la zona de Canindeyú, pero la plata le fue robada, durante el atentado y no pudo recuperar. Son G. 6.000.000, de los cuales solo logró usar G. 300.000.
Recordó que le dispararon a su hija cuando estaba en el último año de la carrera de Enfermería y que ahora ya se recibió, pero aún no puede ejercer, por lo que solo se dedica a trabajar en la chacra, donde tiene solo producción para su consumo familiar.