25 abr. 2024

Vende churros para pagar el tratamiento de su hija enferma

La niña joven tiene 26 años y padece una enfermedad que retrasa su desarrollo. Su mamá vive prácticamente pendiente de ella. Al nacer, le dijeron que vivía solo 3 años.

Dalma desayuna temprano, toma jugo de frutas a las 9:00, y a las 11:30 ya almuerza su sopita de verduras licuadas. A las 15 merienda y a luego ya cena. No habla, solo ríe y balbucea, pero Elaida García, su madre entiende perfectamente sus dolores, su momentos de alegría y de tristeza.

La niña joven, de 26 años, sufre síndrome de Cornelia de Lange, una enfermedad caracterizada por el bajo crecimiento y retraso en el desarrollo. Ella nació luego así y no hay tratamiento específico para su enfermedad, contó a EXTRA su hermana Seyne García. “Los doctores hasta hoy día no se explican cómo es que ella sigue viva. A ella le dieron tres años nomás de vida porque al síndrome que tiene muy pocos sobreviven”, refirió.

A Elaida, los médicos le dijeron que no se aferre mucho, que apenas tres años iba a aguantar porque además tiene problemas del corazón. “Es como una bomba de tiempo, por eso su pechito es un poco más grande. No hay un tratamiento específico. Todo el tiempo le controlan el colesterol, azúcar como no camina, para que no suba de peso”, agregó.

No camina y si se sienta lo hace un rato nomás, pues su columna no está bien formada. “Se le tiene como un bebé. Ella no habla, solo balbucea, llora y se ríe. Mamá ya le entiende dónde le duele, qué le pasa. Es una bebé totalmente dependiente de mi mamá. Cada tres horas le tiene que dar de comer”, detalló Seyne.

Son cuatro hijos los que tuvo Leida, pero es Seyne la que quedó a cargo de su mamá y su hermanita, debido a que los otros dos dejaron la casa familiar para construir sus familias luego de contraer matrimonio. Tres años antes de la pandemia, Seyne había montado su peluquería. Sin embargo, la crisis la golpeó fuerte cuando todo cerró, al igual que su local. A partir de allí empezó a trabajar a domicilio pero no era suficiente, pues también tiene dos hijos que mantener.

“El alquiler ya no me esperaba más y tuve que cerrar. Con la pandemia tuve que reinventarme, primero vendíamos chura, pero se vino el calor y tuve que ver otra cosa”, relató. Con su novio empezó a analizar el mercado villaeliseño y ver qué podía vender, así surgió la idea del churro.

“Le pedí a una amiga si no me podía ceder su vereda porque en Villa Elisa no hay un lugar donde se venda churros y la gente busca lo nuevo. Si querés comer churro tenés que ir al mercado 4, el Centro o la Costanera. Ella me dijo que sí y empezamos con el delivery. Él hace la masa y yo soy la que vende”, mencionó.

Actualmente cuenta con su propio local sobre la avenida san Antonio, en la ciudad del mismo nombre, muy cerca de su casa para atender también a las necesidades de Dalma y Elaida.

Dalma come zapallo, papa, espinaca. Usa pañales extra grandes de Natural Baby super extra grande o el Huggies XXG. Si hay personas de buen corazón que deseen comprar los churros o bien ayudar a la humilde familia, pueden comunicarse al 0982 199 337.