Desde ayer se pueden ver una cruz clavada y carteles pidiendo justicia en el lugar donde ocurrió el trágico vuelco de un autobús turístico que regresaba de Camboriú, Brasil, y que acabó con la vida de un estudiante y una madre.
Familiares de los fallecidos se reunieron frente mismo al micro siniestrado e hicieron pública su denuncia contra la empresa de turismo Apleno S.A. como principal responsable de lo ocurrido.
“Queremos responsabilizarle netamente, única y netamente a la empresa Apleno S.A. que nos vendió un paquete de estafa”, manifestaron.
Aseguran que la empresa les vendió un servicio “de primera línea”, con paramédicos, ambulancia y todas las medidas de seguridad, algo que nunca se cumplió. “Se lucraron con más de 120 millones de guaraníes y no tuvieron consideración por las personas que transportaban”, expresaron.
Las palabras más duras llegaron de parte de Alice Aguilera Filizzola, abuela de Mauro, quien difundió el video del reclamo en Facebook. Allí pidió que se cancele la licencia de la empresa y advirtió a otras familias que no contraten sus servicios. “Hoy somos nosotros, mañana pueden ser ustedes o sus hijos”, escribió, visiblemente indignada y devastada por la pérdida.
La cruz plantada en el sitio del accidente marca, según los familiares, el lugar donde “le robaron la vida” a Mauro, un adolescente de 17 años que volvía de su viaje de egresados desde Camboriú. También perdió la vida Liz Concepción Martínez Fariña (41), madre de una alumna. Ambos quedaron atrapados entre los hierros tras el vuelco ocurrido en el kilómetro 146 de la ruta PY02, en Coronel Oviedo, Caaguazú.
De acuerdo con la Fiscalía, el ómnibus circulaba a unos 105 km/h al momento del accidente. El vehículo transportaba a unos 40 pasajeros, en su mayoría estudiantes de colegios de Luque. El conductor y el copiloto permanecen detenidos, mientras avanza la investigación.
Los familiares no se conforman solo con la pericia técnica. Exigen que la agencia de turismo Apleno sea incluida formalmente en la causa y que las autoridades “tomen en serio” este tipo de servicios. El pedido es claro: que los responsables paguen y que esta tragedia no se repita. Para ellos, el silencio en sus casas y el lugar vacío en la mesa son pruebas suficientes de lo que se debe hacer.