Un joven, que aparentemente pertenecía a una comunidad indígena, fue encontrado sin vida y brutalmente asesinado, en un camino que une la localidad de Ypejhú, Canindeyú, con la ciudad brasileña de Paranhos.
Lo que más impactó fue la forma en que estaba el cuerpo, pues la cabeza estaba desprendida y tenía incrustada una vieja hacha de metal oxidado. El cadáver mostraba señales claras de haber sido golpeado y torturado antes de ser ejecutado de la peor manera.
El hallazgo fue en las cercanías de la comunidad conocida como Pirajuy, del lado brasileño, a escasos kilómetros del límite con Paraguay.
Algunos compatriotas, al enterarse del macabro asesinato, cruzaron la frontera para saber si conocían o no a la víctima, pero aseguraron no conocer al fallecido. El mismo tenía varios tatuajes por el brazo, que podrían ayudar a identificarlo, según las autoridades.
Las primeras versiones apuntan a que el crimen podría estar vinculado a conflictos internos dentro de la misma parcialidad indígena del muchacho. No se descarta que haya sido una venganza o un ajuste de cuentas.
La policía brasileña ya está investigando el caso, con apoyo de los agentes del lado de Paraguay, debido a la cercanía con la línea fronteriza. Hasta el momento, no hay detenidos ni testigos claves.