Los abrigos que solemos usar cuando llega el ro’y koko suelen “descomponerse” por el largo tiempo que están guardados en el ropero y una buena remendada para ponerlos en condiciones es importante para que no nos sorprenda el frío.
Por eso, los que están a full con la compostura de tricotas y demás atuendos son los sastres y las modistas, que no pararon ni un segundo desde que empezó esta oleada de bajas temperaturas.
“Mucho trabajo estamos teniendo. La gente se rebusca para componer sus ropas justo ahora que vino este frío que pela”, dice César Roa, dueño de la Sastrería Classic.
Su local queda sobre Pettirossi y Capitán Figari, Asunción, y está en el rubro desde hace 55 años.
La compostura es lo que más le piden, sobre todo cuando se descosen las mangas o bajo el brazo. Cambio de cierre también le solicitan.
Roa cuenta que con su sastrería ayudó a toda su familia a progresar. “Mis hijos crecieron con mi trabajo y por suerte ya todos están grandes”, destacó.
Taller
Otro rubro que no paró es el que se dedica a arreglar las máquinas de coser y uno de los más valé en ese sentido es don Alberto González, dueño del taller Singer, servicio autorizado. “Tengo 33 años en la profesión y gracias a Dios siempre tuvimos trabajo incluso en pandemia”, revela.
Es muy querido por las doñas que ya lo conocen y son las que más acuden a él . “Arreglo solo las máquinas de pequeños negocios o las que usan las abuelas para remendar en las casas”, detalla.
Su local está ubicado sobre Pa’i Pérez y Teodoro S. Mongelós, zona del Mercado 4, y el taller de repuestos es casi un museo de máquinas.