Una joven demandó a la empresa donde trabajaba, asegurando que le obligaron a renunciar para no pagarle la liquidación por dos años y ocho meses.
“No voy a parar, no importa que llegue a los tres o cuatro años hasta que me paguen lo que me corresponde”, dijo Jessica Capdevila (23), exempleada del laboratorio de análisis Scienco, ubicado en Ciudad del Este.
Manifestó que no tenía intención de salir de ahí, pese a que hacía más de lo que estaba en el contrato, que no le pagaban horas extra ni viáticos por viaje.
“Un sábado fue y de la nada me llaman, me alza el chofer del laboratorio y me lleva a la oficina de los jefes”, relató. Su jefe Francisco Giardina y su asistente ya tenían lista la carta de renuncia.
Supuestamente le dijeron que no podría salir del edificio si no firmaba. “Yo, muy crédula, firmé”, lamentó la chica.
Se fue a su casa con 515.000 guaraníes y estuvo dos meses sin empleo, mencionó.
Una semana después, Jessica hizo la denuncia ante el Ministerio de Trabajo, pero nadie de la empresa se presentó a la primera audiencia. Luego de eso decidió demandar. EXTRA intentó comunicarse al teléfono de la patronal con terminación 433, pero no contestaron.
Habitual
En nuestro país hay muchos de estos casos, por eso el Ministerio de Trabajo recibe denuncias específicas por Coacción para Firmar Renuncia y Mobbing (acoso laboral), refirió el abogado laboralista Jorge Rojas.
“Hay prácticas de empresas que al entrar el empleado ya le hacen firmar la renuncia o un papel en blanco”, expresó el profesional.
Cómo actuar
“Lo primero es no dejarse intimidar. No firmar, resistir y denunciar”, sugiere el abogado, porque si uno le estampa la firma al documento será difícil revertir después la situación. Si bien el MTESS puede fiscalizar la empresa, el desafío es poder probar que hubo coacción.