Don Rufino Jara (65) debió dejar sus días como agricultor por culpa de una enfermedad, desde hace unos 20 años, pero el señor no es una persona de cruzar los brazos y lamentarse por su destino.
Junto con su esposa María Teresa López (65), decidió que su terreno del barrio San Francisco de la localidad de Ilsa Pucú, en el departamento de Cordillera, a unos 85 kilómetros de Asunción, debía continuar siéndoles útil. Fue entonces que decidió cultivar guayabas y, de sus frutos, hacer dulce para vender.
Hoy, don Rufino muestra orgulloso las gigantes guayabas ingertadas que cultivó y que pesan medio kilo cada una. El trabajador dijo que se levanta a lo yma (antes), a las 4:30 de la mañana con su compañera. Después del mate, ya comienzan a recolectar las guayabas, las limpian y cocinan para el dulce. “Vendemos a 25 mil kilo, salvamos el día a día con las ganancias”, comentó.
Don Rufino aseguró que hay que tener ganas de trabajar y que una enfermedad no debe tumbarte y comentó que sigue un tratamiento en San Pablo. “Cuando vamos en micro al Brasil, llevamos baldes de 20 kilos de dulce y 5 a 6 litros de miel de abeja, que les vendemos a los brasileños. Ellos los compran en un rato y así salvamos el pasaje y otros gastos”, señaló.