Santiago Amaral estaba cenando de lo más feliz con su familia para festejar el cumpleaños de su hermana, cuando, de repente, tragó sin querer un escarbadientes.
Ocurrió el lunes pasado en un local de comidas de Horqueta. Mientras disfrutaba un lomito, el joven mordió sin darse cuenta el palillo y lo tragó. Al darse cuenta, corrió al baño para intentar vomitarlo, pero no logró sacarlo.
“Sentí que algo me clavó pero como no sentí nada más terminé de comer todo y después intenté sacar”, relató a canal 11 Damoa.
Durante tres días, Santiago soportó punzadas muy fuertes que empezaron en el medio del pecho y se trasladaron hacia la boca del estómago.
El dolor era constante e insoportable, pero decidió aguantar hasta que ya no pudo más.
Finalmente, acudió al médico. Fue recibido por el Dr. Sixto Barrios, quien solicitó una endoscopía digestiva para confirmar el problema y evaluar los daños.
En el procedimiento, los médicos encontraron una herida en el esófago y otra en el estómago, donde estaba clavado el escarbadientes entero.
Gracias a una pinza especializada, lograron extraerlo sin complicaciones.
“Papá no podía creer porque no se pedazó. Estaba enterito. Así como se fue, salió otra vez”, comentó.
Guardó de recuerdo
El Dr. Barrios destacó que la intervención fue a tiempo, ya que si el objeto hubiera pasado al intestino, las consecuencias podrían haber sido graves.
Además, la clínica de Horqueta contaba con el equipamiento necesario, evitando que Santiago tuviera que ser derivado a otra ciudad.
Por suerte, el joven quedó fuera de peligro. La familia quedó tan sorprendida que su madre decidió guardar el escarbadientes como recuerdo del susto.
El doctor comentó que nunca había visto un caso así en toda su carrera.