Edgar Zorrilla, de 77 años, de nacionalidad venezolana, se ponía en los semáforos para tratar de ganar un poco de plata. Un bocado tradicional de su país era lo que ofrecía. El hombre, que se sacrificó muchísimo, pasó de vender arepas en las calles a tener su propio local.
Junto con su hijo Elíel, el señor quiere retribuir a sus clientes por la preferencia hacia sus productos y, por esa razón, decidió hacer una buena acción.
Los extranjeros, todos los sábados, donarán 100 arepas en algunos hospitales de nuestro país.
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Elíel dijo a EXTRA que la idea es regalar una sonrisa a la persona cuyo familiar se encuentra internado. Los beneficiados también serán los médicos y enfermeras, en especial a los que trabajan en el horario nocturno.
Eliél y Edgar vinieron a Paraguay con un sueño: poder trabajar y salir adelante. Por meses pasaron hambre y muchas necesidades, pero con el trabajo diario y una plancha prestada comenzaron el negocio de las arepas, que ahora es su sustento.