“¡Ese es mi alumno!”, dijo Valerio Masella, de 26 años, entrenador personal del gimnasio cercano al Vaticano donde Robert Prevost, ahora convertido en papa León XIV, asistía con regularidad desde 2023.
El sorprendido entrenador no tenía ni idea de que “Robert”, como lo llamaban todos en el gym, era un feroz cardenal.
“Pensé que era un profesor, un académico, o algo por el estilo. Ciertamente, una persona que pasaba horas sentado en un escritorio, aunque sus parámetros físicos eran muy buenos”, declaró Masella al periódico Il Messaggero.
La sorpresa fue enorme al verle en la tele y reconoció a su cliente como el nuevo papa.
De acuerdo con el relato de Masella, Prevost asistía al gimnasio con regularidad, mostrando consistencia en su entrenamiento.
“Era preciso, venía dos veces por semana, a veces incluso tres, dependiendo de sus compromisos, claro”, comentó. El preparador describió al papa León XIV como un “hombre con una condición física excepcional”, algo que atribuyó a su dedicación al deporte desde joven.
El régimen de entrenamiento incluía ejercicios aeróbicos y de calentamiento, seguidos de actividades para fortalecer los músculos y mejorar la postura.
Las conversaciones eran escasas, ya que Prevost era reservado, aunque siempre amable y sonriente. En una ocasión, mencionó que había practicado muchos deportes en su juventud y que tenía una pasión por diversas disciplinas.
El profe explicó no paraba de contar su asombro porque no solo conocía al nuevo papa, sino que también lo ayudó con sus rutinas de ejercicio.
“Básicamente, entrené al futuro pontífice: es increíble, pero para mí era un cliente como cualquier otro, y se comportaba como todos usuarios de este gimnasio”, expresó.
León XIV asistía vestido de manera informal, sin dar pistas sobre a qué se dedicaba.