Kat Torres, la influencer brasileña que fue condenada a ocho años de prisión por trata de personas y esclavitud, tras la desaparición de dos jóvenes, también brasileñas, que vivían con ella en Estados Unidos.
Según las investigaciones realizadas, la influencer captada a sus seguidoras más devotas y las reclutaba para trabajar con ella, prometiéndoles ayuda para “conquistar sus sueños” y de apoco iba influenciándolas a hacer todo lo que ella decía y si se negaban, las amenazaba con denunciarlas o hacerles brujerías.
La misma trabajaba como coaching, tenía una página web de bienestar personal donde ofrecía a sus clientes “amor, dinero y la autoestima que siempre has soñado”.
La exmodelo salía de fiestas con varios famosos, entre ellos Leonardo Di Caprio y mostraba una vida muy distinta a la realmente era.
Las dos mujeres desaparecidas fueron identificadas como Desirrê Freitas, que vivía en Alemania, y Leticia Maia que vivía en Brasil, además de una tercera llamada Sol.
Desirrê contó que la influencer le compró un pasaje de avión para que vaya de Alemania a Estados Unidos, diciéndole que tenía pensamientos suicidas y necesitaba su apoyo.
A las pocas semanas, Torres la presionó para trabajar en un club de striptease, diciéndole que si no lo hacía tendría que pagar todo el dinero que había gastado en ella como el pasaje de avión, alojamientos, muebles, incluso, un acto de “brujería” que la influencer había realizado.
La joven no tenía dinero y creía en los poderes espirituales de Torres, por lo que aceptó trabajar como stripper.
Mientras que a Leticia, que en ese tiempo tenía 14 años, le persuadió para que se mudara a Estados Unidos para hacer un intercambio, que luego abandonó para irse a vivir y trabajar con Torres.
Por su parte, Sol aceptó ir a vivir con ella ya que estaba en situación de calle, donde la influencer le hizo trabajar como tarotista, pero nunca le pagó.
Las chicas incluso dijeron que ellas no debían hablar entre ellas, debían tener el permiso de Torres para salir de la pieza, usar el baño, entre otros.
Poco después, a Desirrê la obligó a prostituirse y la obligaba a cumplir con una cuota de ingreso, que era de 1.000 dólares a 3.000 dólares por día, sino llegaba a la meta, no podía volver a la casa, por lo que varias veces durmió en la calle.
Ana era una seguidora que fue a trabajar como asistente de la influencer, pero logró escapar a tiempo y ahora se dio cuenta que era esclavizada por ella, pues nunca le pagó lo que le había prometido.
La influencer ahora está en Brasil, donde recibió la condena de 8 años de cárcel. Apesar de eso, la exmodelo asegura que es inocente.