Cuando vemos las redes sociales de Dallys Ferreira no logramos imaginar los momentos duros que le tocó vivir en su niñez, donde su mamá tuvo que ponerse los pantalones y salir a luchar para darle un mejor futuro a su hija. Su papá fue el gran ausente en esta etapa y según alega, solo sirvió para darle el apellido. El señor nunca se interesó por paliar el hambre y las necesidades de su pequeña, quien unos años después se convertiría en una gran modelo.
“En los primeros años nadie podía cuidarme durante el día y debía quedarme encerrada, con la promesa de no salir bajo ninguna circunstancia, en un cuarto sin baño que mamá alquilaba para las dos. Yo me quedaba en un lugar donde apenas había un colchón hundido en el medio y debiendo hacer mis necesidades en una latita”, comenzó diciendo en una carta publicada por el portal de noticias Clarín.
Quisieron aprovecharse
Dallys señaló que tuvo que comenzar a trabajar teniendo 15 años, para llevar un poco de dinero a casa. Era promotora y tenía que estar ocho horas parada con tacones en un supermercado, sin perder la sonrisa. Luego le propusieron comenzar una carrera dentro del modelaje y el consejo que siempre le dio su mamá era la de cuidar su “tesorito” como la señora llamaba a la dignidad de no acostarse con alguien por dinero.
El mejor momento en su vida se dio cuando logró hacer teatro en Argentina, pero se encontró con un productor que quiso aprovecharse de ella. “Alguien me propuso trabajar en una obra que se iba a hacer en Villa Carlos Paz y acepté en parte como producto del hartazgo generado por lo que a esa altura parecía una interminable cadena de hechos dolorosos y humillaciones. Mi debut teatral fue inolvidable más allá de tener que soportar actitudes por lo menos extrañas de un productor que, cuando no, quiso aprovecharse de mí”.