La pesadilla de Milagros Ramírez empezó 5 días después de un tratamiento de belleza.
La denunciante afirma que el 30 de septiembre del 2022, luego de recibir una promo de la doctora Diana Grossling, decidió mandarse a hacer con ella un skinbooster, que consiste en la aplicación de ácido hialurónico para darle luminosidad y sacar manchas de la cara.
“Terminé el día con moretones en la zona. Días después mi mejilla empezó a tener enrojecimiento y una pequeña inflamación. Al principio no relacioné, pensaba que era un acné y con el correr de los días empezó a tener pus”, relató.
Ramírez contó que se fue a consultar con Grossling. Notó que no sabía cómo lidiar con la situación y le dijo que nunca vio una reacción así.
“Mi rostro estaba deformado y supuraba mucho líquido. Me realizó varios masajes de drenaje, me recetó corticoides, antibióticos y hasta un antialérgico, la molestia e inflamación desaparecieron con los días pero quedó una marca como de quemadura”, señaló.
Sin embargo, al cabo de unas semanas la misma molestia volvía a aparecer, su piel tenía un tono morado oscuro, difícil de disimular.
“Con el correr de los meses llegué a una cirujana plástica, especialista en retiro de materiales, ella me pidió la biopsia, y ambas salieron que cuando se inflama es para expulsar unas perlitas blancas que aísla el producto que mi cuerpo quiere sacar. Mi cuerpo rechaza porque es silicona”, aseguró Milagros.
“La biopsia sale que el material es compatible con silicona, que es biopolímeros, un material de carácter permanente en el cuerpo”, explicó.
Según la mujer, hasta ahora tiene reacciones, pero con menos frecuencia. “Yo ya voy a tener de por vida esto y con riesgo latente de sufrir síndrome de ASIA o cáncer”, dijo.
Milagros pagó G.350.000 por el procedimiento, pero terminó gastando más por todos los tratamientos, por los estudios y medicamentos que está tomando.
Doctora negó que sea su paciente
Ramírez presentó una denuncia en la fiscalía, ya que asegura que le aplicaron un biometil, un producto que supuestamente no está habilitado por el Ministerio de Salud. Para completar, luego se dio cuenta que la doctora que le hizo el procedimiento era una odontóloga y no una especialista en tratamientos de belleza.
La doctora Grossling publicó en sus redes que no fue ella la que realizó el tratamiento y aseguró que en su clínica no se usan las sustancias que no estén habilitadas.
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