Javier hasta perdió a una amiga por causa de la pandemia. Contó que estaba tranquilo tomando tereré cuando ella llegó y le pidió que le invite.
“Para no decirle que no, en mi vehículo tenía otra guampa y le preparé todo con yerba nueva para más, pero ella fue la que se enojó”, comentó.
El joven ahora quedó con la duda de si está bien o mal lo que hizo ya que el coronavirus cambió casi todas las reglas del comportamiento social.
“Lo que más amo de los cuidados contra el COVID es que no tengo que cebarle el tereré a nadie. Les digo ‘¿querés tereré? Acá tenés para tu guampa y está el termo’”, añadió Andrea B.
Señalaron que el único inconveniente es que al tomar en guampas separadas se consume más yerba y se ensucia más.
Arístides Oviedo se peleó con el guardia de un supermercado que no le dejó entrar cuando el límite para ingresar era de 60 años. Ahora es de 65.
“Para qué le iba a negar que tenía 62 años. ‘Y bueno, no querés mi plata, pero me vas a rogar un día’, le dije”, recordó y refirió que nunca más pisó el lugar.
“De cada 100 solo 2 vienen sin tapabocas y no hay peleas porque mis clientes son especiales y no viene gente extraña”, aseguró Aurora Ledesma, despensera de Sanlo.
Las que sí trabajan con el Jesús en la boca son las trabajadoras domésticas.
“Nosotras nos cuidamos pero no sabemos a dónde se van las empleadoras. ¿Quién ve cómo ellas se cuidan? Estamos en un riesgo total”, dijo Librada Maciel, de Encarnación. Mencionó que hubo muchos despidos porque muchas familias ya no tienen para contratarlas. A otras las presionan para renunciar.
Piden concienciarles con respeto
Muchos no se cuidan contra el COVID porque no tienen miedo o creen que no les va a pasar nada, destacó la psicóloga Carolina Medrano.
“Solamente hablando con ellos se les puede hacer cambiar de opinión. Creo muchísimo en el poder de la palabra”, refirió. Aconsejó tratar de llegar a la persona con respeto y dándole su espacio, “preguntando por qué no está creyendo, por qué no se está cuidando”.