Fueron siete meses de angustia y desesperación los que vivieron los familiares de Alcides F., de 12 años, un niño indígena de la comunidad Fortín Mbororé, de Puerto Iguazú, Argentina.
Por motivos que hasta ahora se desconocen, el pequeño fue a Ciudad del Este, Alto Paraná, pero cuando quiso volver a su casa ya no pudo, porque la frontera se había cerrado a causa de la pandemia.
Desde ese momento, el mismo fue llevado a un hogar de niños, donde permaneció hasta agosto, pero como varios chicos dieron positivo al COVID-19, lo trasladaron a un albergue.
Alcides ya estaba cansado, quería volver a casa y pidió ayuda a las autoridades paraguayas. Dijo que extrañaba a su familia y que necesitaba retornar a su comunidad.
A pedido del niño, el jueves de la semana pasada se inició un operativo desde Paraguay, coordinado por el Consulado Argentino en Ciudad del Este y Autoridades de nuestro país. La repatriación estuvo a cargo del Ministerio de Salud.
Quedó en cuarentena
La felicidad de Alcides se podía notar a flor de piel. Con su mochilita al hombro, a las 08:30 de la mañana subió a un bote en el puerto de Presidente Franco de Paraguay rumbo al puerto Hito Tres Fronteras del vecino país, con la ayuda de la Armada Paraguaya y Prefectura Naval Argentina.
Desde el otro lado del río lo esperaban una trabajadora social y sus familiares que no pudieron tener contacto con él. Como manera de prevención, Alcides deberá quedarse por unos 14 días en el Centro de Aislamiento de Puerto Iguazú de la escuela Sagrada Familia, por más que cruzó con su certificado de COVID-19 negativo.