Sinecia Martínez viuda de Argüello (63) no encontraba consuelo ante la traición de su propia hija, María Ysabel, mientras estaba sentada en el suelo, encadenada al portón de su casa.
Hace once años, doña Sinecia decidió vender una casa que tenía en San Lorenzo y le pidió a su hija mayor que le comprara una más modesta en el barrio Mbocayaty de Ñemby. Con nuevos sueños, se mudaron a su nuevo hogar.
Como María ya tenía su vida, la casa iba a quedar solo para su mamá y sus otros hermanos. Pero por alguna razón ella decidió registrar la propiedad a su nombre.
Hace una semana llegó una notificación que le exigía salir de la propiedad. Según ese papel, ayer se debía realizar el desalojo, por lo que en plena madrugada decidió que se iba a encadenar para evitar que la sacaran del inmueble.
Los vecinos, que bien conocen a la afectada, fueron hasta el lugar a apoyarla. Incluso amenazaron con unirse a ella mediante una cadena humana.
“A la mamá no se le tiene que hacer derramar ni una gota de lágrima y mi hermana va a pagar lo que le hizo a ella”, reprochó Noelia, otra de las hijas de la señora.
La allegada agregó que su madre en un momento se descompensó de los nervios.
“Yo no sé por qué lo que mi hermana hace esto. Mis padres nunca se pelearon por estas cosas. Nos educaron con valores. Ella (María) nunca vivió acá. Le llevó a mi mamá como empleada. Ella es una cruel mujer”, lamentó.
Papeles truchos
Con el correr de las horas, descubrieron que el papel que llegó a la casa era falso. Y solo buscaba asustar a la madre.
“Ella es abogada y contadora pública, yo pagué por sus estudios, y viene y hace esto. Le perdono lo que me hizo, pero nunca voy a olvidar todo lo que me hizo pasar. Que le perdone Dios también”, expresó la doña, que por ahora seguirá viviendo en la casa en litigio.