Un día antes del cumpleaños número seis de la hija menor, Arsenio R. (37) quemó toditas las cosas de su familia.
Una madrugada espantosa vivieron Amada B. y sus tres hijos de 6, 8 y 11 años luego de un violento ataque de su concubino, en el barrio Ciudad Nueva de Coronel Oviedo (Caaguazú).
Según relató la propia víctima a EXTRA, el hombre llegó borracho a la madrugada del jueves, todo sucio y destilando alcohol. A toda costa se quería acostar en la cama donde dormía ella y sus hijitos.
“Le reclamé. Le dije que se vaya a bañar o que se acueste en una de las camas de mis hijos que estaba vacía. Ahí él me empujó y me comenzó a golpear. Porque yo le pedí que se bañara comenzó todo”, dijo la doña.
En un principio se habló de que el sujeto reaccionó por un ataque de celos, pero la versión fue desmentida por Amada. “Algunos dijeron nomás ya eso para justificar, pero no es cierto. Él es nomás luego violento cuando toma”, refirió.
(0992) 707 854. Para ayudar a la familia de Amada. El papá de sus hijos les quemó la casa.
Agregó que sus hijos se despertaron con los ruidos y salieron corriendo de la casa. Ella logró zafarse y también se refugió en la casa de una vecina. En tanto que el hombre se quedó para “descargar” su ira en la humilde casa en donde viven desde hace diez años.
“Tres veces se fue a donde nos escondíamos. Después ya quemó primero el colchón y de ahí agarró toda la casa, que tenía su pared de madera. Se quemó todito”, lamentó.
“Desde hace un tiempo que está muy violento. Toma mucho”, indicó la víctima, quien ya está siendo asistida por psicólogas luego del suceso. “Mi hijita lo que se quedó traumadísima. No puede dormir y eso”, contó.
Actualmente, unos vecinos solidarios le consiguieron una casa provisoria para vivir hasta que pueda reconstruir su casa. Necesita ladrillos o maderas, chapa zinc o cualquier otro elemento.
“Ahora mismo lo que necesito es una heladera para poner la comida de los niños. Es lo más urgente. Colchón y ropita como para la edad de mis hijos”, indicó.
Ella es limpiadora de un motel local y era la única que llevaba dinero a su trabajo, ya que su marido últimamente en la olería no sacaba casi nada de plata.