Desde una humilde familia sanpedrana al corazón de todos. Octavio Sanguina Cabral es un pequeño de 8 años cuyo sueño ronda en torno a un balón. Ni bien comenzaba a dar sus primeros pasos, recorría la chacra a los pelotazos, mientras don Obtaciano y doña Carmen araban la tierra.
“Ohecharamõ la pelota, ivaleterei”, dijo a EXTRA su papá, en una amena charla guaranietépe. La humilde familia agricultora reside en el municipio de Lima, del segundo departamento, lugar donde Octavito planea su futuro.
“Su deseo más grande es ser futbolista profesional”, dijo el señor, mientras el nene lo interrumpía de la emoción.
“Omeháperei che a jugáta ndéve, che ajugasénte proque kóva la ahayhúva” (en cualquier posición y club voy a jugar, yo quiero jugar nomás, porque esto es lo que amo), expresó el chiquito.
El talento que tiene en los pies dejó boquiabiertos a todos, luego de que su video haciendo picaditas se haya publicado en la página Jahecha Deportes.
“Ahí hice 400, pero suelo hacer 500. Le gano a papá y todo, ajapokuaave chugui la picadita (sé hacer más que papá). Estoy muy contento con lo que me dice la gente, me da fuerzas para pensar en grande”, agregó.
Octavio juega de delantero, pero no tiene problemas de adaptarse en otros puestos. Antes de la pandemia participó en un torneo de escuelas donde lo vio un profesor y le invitó a integrar su equipo.
“Se fue 4 veces a jugar con ellos en Liberación, no le llevaba para entrenar por falta de recursos económicos, ya me forzaba ese gasto”, explicó don Sanguina.
Ayer, muchos amigos llamaban a preguntar si el niño tenía ya algún empresario, lo que emocionó a la familia. “Él es un orgullo para nosotros, ojalá alguien le ayude a surgir”, pidió con un nudo en la garganta, mientras la joyita norteña se despedía para seguir jugando con su fiel compañera.
Quiere conocer a Josué Colmán y Sergio Díaz
Octavio confesó a nuestro diario que además de admirar a figuras internacionales como Messi, Cristiano Ronaldo e Ibrahimović, tiene también a sus ídolos azulgranas. “Soy cerrista y ahí tengo a dos jugadores queridos: Josué Colmán y Sergio Díaz, me gusta mucho cómo juegan”, dijo.
Comentó que desea poder verlos y, por qué no, jugar con ellos a las picaditas. “Estoy lejos nomás, pero algún día puede surgir un desafío mba’e con ellos”, soltó lleno de alegría.