“Nos jugó una mala pasada el peruano”, dijo Johnny Walker, quien sigue esperanzado en hablar con su esposa Rocío Chaparro (36), que está presa.
Además, condenó a quien él consideraba un hermano por hacerle el indeseable tesapo'ê.
Más tranquilo por lo que le tocó vivir, Johnny dice estar con la conciencia tranquila y lo único que quiere ahora es seguir luchando para sacar adelante a sus hijos.
Sin embargo, se quedó con un sabor amargo por la traición de José Alberto Rossi Castillo (43), más porque, según él, le maltrataba a su señora cuando se encontraban a escondidas.
“Seguramente ellos tuvieron problemas porque muchas veces le encontré a ella (Rocío) con rasguños en la cara y moretones en el cuello. Le preguntaba qué le había pasado y ella no me decía nada”, contó.
Mencionó que no le parecería raro que ella fuera golpeada por el extranjero.
“Yo sospechaba ya que él le pegaba porque cuando vivía acá también le pegaba cuando estaba ka’úre, por eso una vez me peleé con él. Cuando tomaba su caña y hacía su vínculo (payé) se ponía pesado, pero por estúpido le metí otra vez acá”, recordó.
Como una reina
Johnny contó que si sabía lo que pasaría nunca le llevaría a vivir al peruano a su casa y menos que lo convenciera de hacer ritos satánicos y buscar plata yvyguy (tesoro escondido) en la casa.
El hombre recordó que hace cuatro años se hicieron muy amigos y que lo único que sabe es que José Alberto vino de su país por medio de un compatriota suyo que tiene un restaurante de comida peruana en Asunción.
Allí trabajó por mucho tiempo pero nunca tuvo nada en la vida, según Cano. Lo que más le indignó fue saber que el peruano le “dominaba” completamente a su esposa hasta el punto de hacerle elegir entre él y Johnny.
Mencionó que le tenía como a una reina a su patrona y que nunca le levantó la mano. Incluso sus parientes le llegaron a decir que él ya le sofocaba demasiado.
Johnny Walker dijo que solamente quiere continuar su relación con Rocío, siempre y cuando ella se arrepienta de haber ido con otro.