Emmanuel Zorrilla (35) quedó muy sorprendido porque hace una semana recibió la llamada de una representante legal de las Madres Carmelitas Descalzas del Monasterio de la Encarnación, diciéndole que no puede hacer ningún trabajo lucrativo sobre Chiquitunga.
El joven es dueño de una santería que está ubicada en Fernando de Mora y a principio de este año empezó a vender la imagen de la Chiquitunga, pero la abogada Catalina Dávalos le informó que la marca de la beata está registrada en la Dirección Nacional de la Propiedad Intelectual (Dinapi) a nombre de las hermanas y que nadie puede utilizar su imagen con fines económicos.
Es decir, tanto este artesano como otros no podrán reproducir la imagen de nuestra beata con fines comerciales porque su nombre y apodo están registrados. “No me permiten ni siquiera nombrarla”, se quejó.
Según Zorrilla, incluso la abogada le pidió que borre de su página del Facebook todo lo que tenga que ver con la beata porque tomaría acciones legales en su contra.
El joven artista dijo a EXTRA que nunca tuvo malas intenciones. “Yo no sabía que era un delito, no sabía que la imagen estaba registrada y pido perdón”, señaló Zorrilla. A su entender, si alguien quiere reproductir alguna estampita de Chiquitunga, debe pedir permiso ahora.
EXTRA se comunicó con la abogada de la Congregación, Catalina Dávalos, quien refirió que para hablar sobre el tema primeramente debe consultar con las hermanas. En cuanto a la notificación al artesano dijo: “Pero esa persona lo hizo de mala fe. No es ningún devoto”.
El papa Francisco autorizó la beatificación de Chiquitunga y Paraguay tuvo su primera beata el 23 de junio de 2018. Todos sus devotos anhelaban por años que llegue ese momento.
María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como “Chiquitunga”, era de la ciudad de Villarrica. Llevó una vida de santidad desde su juventud. Ingresó al convento de las Carmelitas Descalzas, donde pasó sus últimos cuatro años de vida y trabajó con niños, jóvenes y ancianos. Luego de contraer una enfermedad murió en 1959 a los 34 años. Las estampitas que se dieron de la Chiquitunga siempre fueron gratis, como acto de devoción.