Magalí González se despierta cada mañana con la emoción de hacer lo que amó y soñó desde niña, ser una mecánica profesional al igual que su papá.
La joven luqueña de 19 años es muy conocida en su ciudad por lo valé que es arreglando autos en el taller de su papá.
Muchos se van hasta de otras ciudades para que ella les revise el auto, ya que dicen que es mucho más “detallista” que los otros mecánicos.
La mecánica valé contó a EXTRA que se siente realizada con su trabajo y que desea aprender más.
Comentó que desde los 10 ya armaba y desarmaba motores, causando el asombro de toda su familia y amigos.
“En el 2015 tomé la decisión de estudiar mecánica profesional, entonces ingresé en el Colegio Técnico Nacional, ahí empezó todo, me recibí en el 2018 y a partir de ahí estoy trabajando en el taller del papá”, dijo la joven mecánica.
Mencionó que lo único malo del trabajo es que suele ser discriminada por ser mujer.
“A veces hay personas que no confían en mi trabajo. Una vez un cliente preguntó que si yo estaba jugando por su auto, en otra ocasión una señora no aceptó que yo arreglara su auto porque soy mujer”, añadió Magalí.
Amor al motor
Gisselle Speratti es otra mecánica que enamora a varios con su trabajo.
La joven de 20 años tiene un taller de motos con su hermano en Caaguazú. Afirma que lo suyo es tener las manos engrasadas mientas desarma un motor.
“Mi pasión por la mecánica comenzó desde los 9 años, mi inspiración es mi papá, que falleció hace unos años, a él le encantaban los autos. Cada vez que hago esto me acuerdo de él, siento que la mecánica nos une”, dijo a EXTRA la mecánica.
Contó que a ella no le fue fácil cumplir su sueño por las discriminaciones que sufrió desde que decidió cumplirlo.
“Mis propios profesores me discriminaban mucho por ser la única mujer que estudiaba mecánica. Sufrí tanto que cuando estaba en el segundo año de la tecnicatura tuve que cambiarme de especialidad”, relató Gisselle.
La joven animó a más chicas a “romper los estereotipos de trabajo”.