A Liz Centurión Chamorro (35), de Luque, le tocó aprender sola sobre un oficio liderado por hombres: la estética automotriz.
Hace 5 años fue contratada como limpiadora en un taller. Iba solo tres veces a la semana y, mientras barría y baldeaba, no disimulaba su curiosidad por el trabajo de los muchachos sobre los autos de lujo.
Liz preguntaba mucho: ¿para qué sirve esto? ¿cómo se hace aquello? Pero ellos no le daban ni la hora. “Los hombres son malos, no me quisieron enseñar. Les molestaba que me interese en su trabajo”, señaló.
Su jefe, un italiano, notó su entusiasmo y le dio una oportunidad. Inició con la limpieza de tapizados, pero lo demás lo averiguó por su parte.
Comenzó a informarse por YouTube, a ver tutoriales y leer al respecto.
“Pedía a mi jefe que me preste sus herramientas. En mi casa practicaba por mi moto, por los autos de mis amigos, por todos los vehículos que podía”, recordó. La luqueña, entre risas, admitió que fue muy caradura. Pronto empezó a hacer pulido y tratamientos en la chapería sin pedir ayuda. Recién ahí, dos compañeros se acercaron a mostrarle algunos trucos.
Centurión demostró responsabilidad y mucha habilidad. Tras 2 años, la ascendieron como jefa.
“El trabajo de las mujeres es mucho más fino, más detallistas. Llegamos a contratar a 15 chicas”, expresó.
Durante la pandemia el taller cerró y ahora Liz trabaja por su cuenta y a domicilio. Con sus herramientas en una mochila y a bordo de su moto, llega a todos lados. Se especializa en pulidos, tratamientos acrílicos y cerámicos, limpieza de interior y motor.
La meta de la joven es tener su propio taller atendido por mujeres. “Quiero enseñar un lindo oficio a las madres solteras. Demostrarles que se puede salir adelante de forma honesta”, apuntó.