Buena pinta, espumante y de un color amarillo purete. Así se veía cada botella de cerveza que Felicia Benítez compró de un desconocido.
La mujer estaba segurísima de que el precio era demasiado bueno como para ser real y que eso le traería buenas ganancias a su bodega.
Sin embargo, la oscuridad le jugó una mala pasada porque la rubia espumante era más falsa que banana de plástico y en vez de birra, todas pero todas las botellas estaban cargadas de una mezcla de agua y cerveza. Hasta se podría decir que también tenía detergente porque tenía demasiada espuma.
Cerca de las 20:30 del viernes la bodega “Roro” de Capiatá fue visitada por un muchacho flaquito y bien vestido. Este le dijo a Felicia que tenía unas cajas de cervezas chuchis que compró de otro local comercial y que las estaba rematando a tan solo G. 55.000 cada pack.
La mujer inmediatamente le llamó por teléfono a Rodrigo Núñez, su esposo y dueño del local. Ni corto ni perezoso, Roro le dijo que quería varias cajas pero el joven solo tenía cuatro. Grande fue la sorpresa de la pareja cuando el sábado uno de los clientes devolvió una de las botellas que compró de allí porque tenía un sabor desagradable.
Ahí descubrieron que fueron estafados, que el precoz comerciante les vio la cara y para colmo, les sacó G. 220.000, dinero que prácticamente es la ganancia de una noche.
Afortunadamente el local cuenta con cámaras de seguridad y ese mismo día, subieron a las redes sociales las fotos del joven para alertar a los demás bodegueros y que no caigan en lo mismo. Sin embargo, varios fueron los estafados por el muchacho, que aparentemente “trabaja” con un socio que lo espera del otro lado de la calle en un auto.
Otro que fue engañado fue Óscar Flores (26), dueño de la Bodega “Tío Oskar”, también de Capiatá. Flores se plagueó en colores y contó a EXTRA que la semana pasada compró cuatro cajas y perdió G. 260.000. Dijo que el modus operandi de estos jovencitos es llegar en horas de la noche ya que el color de la cerveza mau es un poco más amarillento que la verdadera.
“Ellos ofrecen en botella, en el momento yo no pillé, no te vas a dar cuenta de que es trucho porque las botellas estaban bien cerradas. No sabemos cómo hacen porque ni marcas tenían, por suerte no tenía mucha plata porque quería comprar más”, contó Flores. Los afectados alegaron que harán la denuncia policial correspondiente.