Entre tantas fiestas de Halloween, la parroquia San José Mi de Ayolas, Misiones, llama la atención por una peculiar invitación para que niños, jóvenes y adultos festejen el día de Todos los Santos yendo a misa con disfraces.
Mañana 1 de noviembre desde las 19:00 se hará la tercera edición del Holywins, que en castellano significa “la santidad gana”.
La onda es llegar a la Eucaristía vestidos del santo o santa favorita, para después compartir en grupo las historias, los milagros, lo que cada uno sepa. Al terminar, habrá golosinas y chocolate para todos.
Los chicos eligen disfrazarse de San Roque, Santa Teresita, San Blas, San Benito, Santa Teresa de Calcuta, San Francisco de Asís y, por supuesto, la Virgen de Caacupé. Son algunos de los santos más populares.
Resaltar lo bueno
El párroco Esteban Chaparro contó a EXTRA que la idea nació porque en la sociedad está muy fuerte la “cultura de la muerte”, de lo negativo.
“¿Por qué no ofrecer otros tipos de hábito y resaltar situaciones positivas?”, expresó.
En la Diócesis de Misiones es hasta ahora la única parroquia donde se festeja así y es lo que atrae a gente de otras localidades.
El primer Holywins se hizo en 2017 y participaron unos 25 niños. Sin embargo, el año pasado se sumaron los adultos.
“Resultó un poco llamativo, pero valió la pena”, dijo el pa’i. Casi 70 “santos” llenaron la iglesia.
Hasta él estaba vestido de Juan Pablo II.
Por el momento no hay ninguna competencia de trajes, solo se trata de compartir y celebrar.
Inició en España
La primera celebración con disfraces de santos se hizo hace 10 años en la diócesis de Alcalá de Henares, Madrid, y de ahí se extendió a varios países. Fue porque el Halloween opacaba bastante el Día de Todos los Santos, incluso entre los católicos que se suman a esta fiesta “pagana”.
Por otro lado, el padre Francisco Silva había dicho antes a EXTRA que participar del Halloween tiene sus riesgos. “A veces en esos lugares se realizan juegos o pequeños hechizos que son tomados en broma, pero que finalmente dejan una puerta abierta al mal, sobre todo en personas más “débiles”, que suelen caer por curiosidad, había dicho.