“No nos quedó otra opción, bajamos nuestro precio para no perder a los pocos clientes que tenemos”, lamentó Yamila G., trabajadora sexual.
La mujer comentó a EXTRA que, por la pandemia, incluso se pelean con sus compañeras por los clientes y subastan su servicio al menor precio posible.
Yamila mencionó que su rubro es muy afectado por la crisis, ya que desde hace unos meses tienen mucha más competencia en el trabajo sexual.“Muchísimas chicas ahora se dedican, nos roban nuestros clientes y hacen precios muy bajos,algunas hasta G. 30.000 nomás cobran y eso ya es una estafa y nos perjudican a las antiguas”, lamentó la mujer.
Oferta
En Facebook, uno de los grupos de ofertas sexuales más utilizados es la página privada “Factureras Asunción Py”, que tiene casi 8.000 integrantes: 5.539 varones y 2.400 mujeres. El sitio es usado como Hendyla, pero versión sexual (más de 3.000 personas se sumaron desde que inició la cuarentena).
Los usuarios emplean el espacio para pedir el servicio y en los comentarios las trabajadoras sexuales le ponen su precio y hora disponible.
“Hola, busco una facturera para una noche de pasión. Tengo G. 50.000 y estoy solo, quién está para ahora mismo”, dice uno de las llamativos pedidos que hacen el grupo, recibiendo en minutos decenas de comentarios con ofertas y promos sexuales,incluso se pelean entre las trabajadoras.
Naty N., una de las administradoras del grupo, indicó a EXTRA que crearon la cuenta hace dos años para “divertirse”, pero que desde mayo de este año tuvo una explosión de visitas y de gente que se unió. Incluso ya están armando una aplicación de clasificado sexual. “Esto ayuda a encontrar más rápido a las factureras, ayudamos así a darles fuente de trabajo”, declaró la mujer. Señaló que ahora ven que cada 10 minutos se concreta una cita y que, para que Facebook no bloquee el grupo, prohíben mandar pornografía y usan palabras claves para referirse a los miembros. “A pesar de todo, somos buenos cristianos y no queremos hacerle daño a nadie”, resaltó.
Protocolo sanitario
“Cumplimos con todo lo que pide Mazzoleni. Sí o sí le digo a mi cliente que se bañe bien antes de hacerlo o por lo menos que se limpie con alcohol. Un tiempo usaba esa pistolita en la entrada de mi sitio, pero dejé de hacer porque eso asusta a los clientes”, contó Yamila S., trabajadora sexual