Una familia sintió anteayer que a su pariente fallecido lo trataron como a un electrodoméstico cuando la funeraria les negó la entrega por falta de pago.
El ataúd estaba a las 18:30 en una ambulancia frente al cementerio de Lambaré listo para bajarse pero lo primero que le mostraron a la viuda era el pagaré y una factura.
La empresa exigía que en ese momento les paguen la totalidad del servicio a pesar de que ellos entendieron que en el transcurso de la semana podían pagar lo que faltaba.
“El hijo pagó una seña de G. 1.000.000, pero cuando colocaron el ataúd, quisieron cobrar la diferencia”, explicó Luis Servián, primo del difunto.“¿Y qué vamos a hacer?”, preguntó el hijo. “Y vamos a retirar el ataúd con el cuerpo adentro”, respondieron los de la funeraria Pueblo Mío, ubicada sobre la avenida Artigas de Asunción.
El joven llamó a un tío que se comunicó con Servián y este se presentó a la funeraria a solucionar la situación. Pagó la diferencia y exigió la entrega inmediata del cuerpo.
“Le pedí a un amigo prestado el dinero porque ya pasaban más de siete horas de fallecer y no se estaba enterrando el cuerpo, violando el protocolo”, comentó.Sepulturero esperó
Servián se mostró agradecido con el encargado del cementerio que les esperó hasta las 22:00 para que pudieran darle sepultura a don Óscar Mieres, fallecido por un problema cardíaco.
“La funeraria juega con la desgracia de una familia que perdió un integrante. Pido su clausura porque no merece activar, imagínese a cuántas personas que no tienen capacidad de reacción en un momento así les hacen pasar por esto”, afirmó.
Confusión
En ningún momento se enterró el ataúd y el trato era abonar todo el servicio al llegar al cementerio, explicó Cristian Mareco, propietario de la funeraria.
“Así quedamos con la viuda, pero con el hijo estaban mal y entendieron mal”, expresó. Dijo que cumplió con el protocolo al mantener el ataúd en la morgue de la funeraria bajo aire acondicionado.
Más casos
Anteayer, siendo las 20:00, se procedió al entierro de un hombre de 44 años fallecido por COVID en el cementerio de Piribebuy. Estaba internado en San Lorenzo y su familia procedió de inmediato al entierro siguiendo el protocolo.
En Cnel. Oviedo, el cuerpo de una mujer que murió por un cuadro respiratorio rondó por varios cementerios en abril porque los vecinos no le permitían ingresar por temor al COVID. El intendente ordenó que se la entierre en una exmatadería.
También, en Concepción, los sepultureros se negaron a desenterrar el ataúd de un hombre que tenía COVID pero falleció de un paro. Las autoridades querían hacer una autopsia pero nadie se animó a sacarlo y quedó en la nada.