Una vieja y filosa tijera, un pequeño peine y una gastada silla de madera son los compañeros de don Victoriano Orué, uno de los peluqueros más antiguos de Luque, desde hace más de 30 años.
Don Pitiki, como es conocido en su ciudad, es el peluquero preferido de los niños, jóvenes y adultos de la zona.
Recorre las calles de Luque con sus herramientas y su silla de madera en la espalda para realizar los cortes a domicilio a sus clientes, así también, los recibe en su casa, bajo un enorme árbol de tarumá que le sirve de sombra y aire fresco mientras trabaja.
“A pesar de que no tengo máquina, ni espejo, yo hago lo mejor posible en mi trabajo, lo hago con paciencia y amor por sobre todo, porque eso es lo más importante en esta profesión”, dijo a EXTRA el peluquero de 74 años.
Don Victoriano mencionó que, pese a la cuarentena, él no le dejó a ninguno de sus clientes con el cabello largo.
“Me ponía bien el tapabocas y el alcohol en gel y yo mismo me iba junto a mis clientes, sin máquina yo les hago los cortes más de moda a los muchachos para que todas las chicas se enamoren luego de ellos”, contó, entre risas.
Señaló que aunque nunca estudió profesionalmente peluquería, cree que Dios le dio este don para que pueda comer y mantener a toda su familia durante años. Su amor a la peluquería comenzó desde que era muy joven. Al salir del cuartel, su primo le regaló una tijera y desde ahí no dejó de hacerlo ni un solo día de su vida.
“Hago arte”
“Para mí siempre mis mejores herramientas van a ser mis manos y con una tijera ya estoy contento y puedo hacer hasta arte. Creo que con esta profesión, con lo pequeño que puedo hacer, le alegro un poco a mis clientes al ver que están felices con su nuevo recorte”, agregó el peluquero.
G. 5.000 por corte
Don Victoriano cuenta que solo cobra G. 5.000 por corte a los adultos y a los niños G. 3.000. Dice que no puede pedir más porque no tiene local. Cuenta que por día peluquea a unos 10 clientes.