“Muletas”, así la llamaban. Vivía en las calles desde los 13 años, era huérfana de padres y la única familiar que tenía, le dio la espalda, según cuentan.
Mía Valentina Brítez, de 22 años, era discapacitada, no tenía ambos pies y sus compañeras eran sus muletas.
Desde hace unas semanas, sus amigos, otros indigentes, ya no la veían más en los semáforos y aún así no denunciaron su desaparición, hasta que el miércoles fue hallada muerta en el predio del club Fulgencio Yegros, ubicado al costado de Acceso Sur de Ñemby. Por el caso está detenido Francisco Resquín, de 28 años, un limpiavidrios que fue acusado por los vecinos y por su propia novia, Verónica.
Confesó crimen
La fiscal del caso, Laura Guillén, señaló a EXTRA que la chica ya no aguantó más y decidió confesar a un guardia de seguridad de un banco de la zona lo que supuestamente hizo su novio. Le dijo que el espíritu de la fallecida le aparecía todas las noches y la atormentaba.
“Llamaron a la comisaría, no se identificó la persona, era una mujer y dijo que en la piscina había un cuerpo que había sido arrojado, ínterin en que llega a la comisaría un señor que manifiesta que la pareja del supuesto autor le comentó que ya no aguantaba el cargo de conciencia y le contó que el novio le mató”, indicó.
Mía Valentina fue envuelta en una sábana, sobre su cuerpo echaron basuras y escombros, también un colchón y le prendieron fuego.
“Esta Verónica habló con un señor y le dijo: ‘sabés que no puedo más, la difunta me viene todas las noches a molestarme y no aguanto más’, los vecinos también dijeron que le vieron a Francisco quemando algo ahí”, refirió Guillén.
Las autoridades buscan a Verónica para que declare porque Francisco negó las acusaciones. Los demás vecinos indican que la pareja era la única que quemaba basura en el lugar y por esa razón se sospecha que la novia podría estar implicada. Hasta el momento se desconoce el móvil del crimen.
Un pasado terrible
Se presume que la víctima fue asesinada hace 15 o 20 días en una casita abandonada que está al costado de la piscina, mismo lugar donde fue abusada en 2017. Mía Valentina era alimentada por los vecinos y en la mayoría de las veces se la veía en la plaza Fulgencio Yegros de Ñemby. Pedía limosnas y era muy amigable, según cuentan los lugareños.
“Mi colega, el fiscal Osmar Segovia, al enterarse de lo que pasó se fue hasta el lugar, estaba muy conmocionado porque él consiguió una condena en donde ella era víctima de abuso”, contó.
El 30 agosto fue la última vez que vieron a la joven, en un festejo en una plaza; estaba en compañía del supuesto autor y otras personas más.
Al día siguiente, sus amigos encontraron sus muletas que luego fueron entregadas en la comisaría.
Huyó del lugar
Cerca de las 16:30 la policía llegó hasta el club Fulgencio Yegros, en el lugar estaba Francisco quien corrió al ser acusado por los vecinos. Según él, lo hizo porque le dio miedo.
No le tenían paciencia
Mía Valentina tiene una hermana y supuestamente no se quiso hacer cargo de la joven. Estuvo en hogares, pero por su discapacidad no le hacían caso, según los datos que se manejan.
Fiscal lamentó su muerte
El fiscal Osmar Segovia dijo sentirse muy impotente por la situación, porque hizo todo lo posible para que su abusador sea condenado. Recordó que ese mismo año, Mía Valentina fue abusada por tres hombres en la plaza de San Antonio; los autores no fueron detenidos. “Es una historia muy triste, ese día de su juicio oral que tenía que testificar, nosotros le conseguimos ropa, le bañaron en la comisaría, porque ni para bañarse tenía”, lamentó.
Hermana podría ser procesada
El fiscal Osmar Segovia contó que incluso podría procesar a la hermana de Mía Valentina. “Cómo podés dejar que tu hermana viva en esas condiciones y no cuidarle”, refirió.