Alfredo Ramón Cabañas (30) era un joven entusiasta, lleno de vida y único sostén de la familia. De profesión marmolero, ayudaba a su madre enferma de diabetes y pagaba la colegiatura de sus hermanos. Aquel día, Alfredo salió del trabajo, exhausto luego de una larga jornada laboral, desde Alberdi, Ñeembucú, para ir a Ñemby, lugar donde sus seres queridos lo esperaban.
Eran cerca de las 20:15 de la noche y por el camino tuvo ganas de hacer sus necesidades fisiológicas.
Decidió bajarse de su vehículo, apurado se sentó al costado de una columna de la ANDE y, al intentar levantarse, su cuerpo hizo contacto con un cable suelto del tendido y murió electrocutado allí mismo.
El lamentable suceso ocurrió el 19 de septiembre del año pasado, en un camino vecinal del Puerto Victoria de la compañía Zanjita de la ciudad de Villa Oliva. Hasta ahora la entidad estatal no se hizo responsable por la muerte de la víctima.
A casi un año del fatal percance, María Celsa Cabañas (50), mamá del joven, demandó a la Administración Nacional de Electricidad por daños y perjuicios.
Vecinos solidarios
Marcelo Martínez, abogado de la familia afectada, lamentó que la institución pública no se haya acercado a la familia y que luego de la muerte del muchacho solo hayan arreglado el cable suelto, después de reiterados reclamos de los lugareños.
“No tiene precio la vida de las personas, no puede ser que ellos hagan oídos sordos al clamor de una madre enferma. Si ellos hubieran acudido al llamado de los vecinos, Alfredo no habría muerto, fue una negligencia”, reclamó Martínez.
Para cubrir los gastos de traslado del cuerpo y el sepelio, vecinos y familiares tuvieron que colaborar, hasta hicieron polladas para poder pagar el ataúd. “Por cuestión de humanidad, pedimos respuestas. Nadie va a devolver la vida con plata, pero la mamá y sus hermanos quedaron desprotegidos”, argumentó el profesional del Derecho.
El caso pasó a manos del Ministerio Público. Lleva adelante el caso María Angélica Acosta, fiscala de Alberdi.
Casos similares
En diciembre del 2010, Óscar Ariel López, de 19 años, murió electrocutado al pisar un cable de la ANDE en Caacupé, cuando se dirigía en una caravana rumbo a la Basílica.
La entidad eléctrica se vio obligada a entregar a los familiares 1.222 millones de guaraníes. En abril del 2016, Eliezer Matías Candia, de 9 años, murió en una escuela de Guarambaré a causa de una fuerte descarga eléctrica al pisar unos cables sueltos que quedaron luego de una tormenta.
En mayo del 2019, el pequeño Nelson Calderón, de 8 años, falleció electrocutado luego de pisar un cable del tendido eléctrico de la ANDE en el barrio San Miguel de Santa Rita, Alto Paraná. El niño falleció camino al hospital.