19 abr. 2024

OLIMPIA: “Mi hijo ya ganó el partido de su vida”

La historia de Néstor Alonzo, juvenil del club Olimpia, conmovió al rollo: volvió a jugar tras terrible percance que casi le quita la vida.

“Un verdadero campeón de la vida”. Con esas palabras y el corazón emocionado hasta más no poder, el club Olimpia recibió a uno de sus jugadores cuya historia tocó el alma de todo un país. Néstor Alonzo volvía a pisar una cancha tras haber peleado contra la muerte en aquel accidente de tránsito que había sufrido en Itá.

El muchacho de 16 años casi perdió la vida en ese bache, lo que nunca perdió fue la fe de volver a jugar. Y así lo hizo.

Tras 2 largos años y 13 días de esfuerzo, dedicación, perseverancia y fe, el juvenil retornó oficialmente al campo de juego en un partido de las divisiones formativas de Olimpia, club que lo contrató en mayo del 2020. El momento fue mágico.

“Me envió: ‘Papá, estoy convocado, estoy feliz’”, contó a EXTRA don Rosalino Alonso. Pero el mitã’i no creía que iba a ingresar, aun así, ser tenido en cuenta por el profe lo alegraba demasiado. Llegó el día y Néstor no podía creer que tendría minutos.

“Qué pucha, esta es una sorpresa para mí porque no pensaba que iba a debutar”, soltó el jovencito.

Para toda la familia aquello fue un renacer. Las lesiones en la cabeza, el haber estado en terapia intensiva, el traumatismo de cráneo, las fracturas en el rostro y en el cuerpo habían quedado atrás: ese guerrero al fin tenía una revancha.

“Él salió sin caminar del hospital, apenas nos reconocía, se confundía. Verlo ahora jugar es un milagro. Me sorprendió cómo volvió porque lo que pasó fue terrible. Mi hijo ya ganó la batalla, ya ganó el partido de su vida”, dijo emocionado su padre.

Alonso disputó 12 minutos ante River Plate, donde el grupo logró una victoria (5-2), sin embargo el que ya había ganado todo era Néstor, quien sonrió nuevamente mediante el deporte que ama. “Estamos muy emocionados, regresó al 100%, sus compañeros, los padres de familia, los profes, todos felices. Él no se cansa nunca, no se rinde y ahora va por su sueño de llegar a Primera”, añadió Rosalino quien confesó que su hijo ahora es más alegre y más abierto.

Debajo de la franjeada, quedó ese mitã’i marcado por la tragedia de haber perdido a su compa, pero la verdadera marca está debajo de aquel protector negro: la marca de un guerrero de la vida.