Me llamo Julia, tengo 37 años, igual que mi marido Dani. Tenemos dos hijos: un varoncito de 9 años y nuestra nena que ahora en pocos meses va a cumplir 15.
Y le escribo porque últimamente discutimos demasiado fuerte por la fiesta de ella, tanto que hasta llegamos a dormirnos enojados y yo me siento perdida sin saber cómo encarar la situación.
Le cuento: nuestra hija está ilusionadísima con tener una fiesta de ensueño. Ella ya empezó a mirar vestidos carísimos, quiere llegar en un vehículo lindo alquilado, y sueña con un salón decorado como de cuento de hadas.
Hasta eligió que quiere que en el menú se sirva pasta, porque dice que es su comida favorita y la de sus amigas.
Ella se imagina entrando con luces, música, fotos y todo ese despliegue que vemos en las redes de como suele ser un quinceaños.
Yo, la verdad, la entiendo. Es nuestra única hija mujer y, siendo sincera, también me emociona la idea de darle esa noche inolvidable.
Futuro
Con Dani siempre ahorramos pensando en el futuro de los chicos y también en ese cumpleaños. Tenemos el dinero guardado, no es que vamos a dejar a la familia en la calle.
Fue algo que planificamos, por eso me duele que ahora él se cierre tanto. El problema es que Dani dice que es una exageración gastar tanto en una sola noche.
Él insiste que con algo sencillo ya es más que suficiente, que no hace falta alquilar salón grande ni pagar un vestido tan caro, y que si se sirve hamburguesa está bien, porque a los chicos les gusta. Para él es tirar plata en cosas que no van a cambiar la vida de nuestra hija.
Discusión
Loe peor de todo es que todo el mundo se mete. Mi suegra es la que oiko hata de que Danito tiene razón, que solo piensa en nuestra estabilidad económica y ella ni si quiera va a apoyar económicamente para decir que tiene derecho a opinar.
La última discusión fue horrible. Él se puso firme diciendo que no iba a permitir despilfarrar los ahorros en “lujos”, y yo le respondí que no es un lujo, sino un sueño de nuestra hija. Se enojó tiró luego la puerta.
No quiero afectar la relación de pareja, pero tampoco quiero fallarle a mi hija. Sé que la plata está, que para eso trabajamos y ahorramos.
¿Estoy tan equivocada en querer tirar la casa por la ventana por mi única nena? ¿O será que Dani tiene razón y me estoy dejando llevar por la emoción? Necesito un consejo antes de enloquecer.
La respuesta: