Soy Javier, tengo 36 años. Ahora me di cuenta de que la convivencia en pareja no es nada fácil. No pensé que iba a ser tanto sarambí la verdad, que después de tantos años juntos con mi pareja ya teníamos todo encaminado, pero la verdad es que la convivencia puede convertirse en un infierno por las cosas más simples y tontas.
Yo creo que ella simplemente ya no me aguanta, algo ya tiene en contra de mí.
Suelo leer en sus historias que ustedes cuentan, muchas mujeres se quejan de sus maridos haraganes, pero la cuestión es que yo hago todo para ayudarla y que esté contenta conmigo, pero nada es suficiente. Una de nuestras peleas más frecuentes es cuando lavo los platos. Yo me encargo de los cubiertos, los vasos y los platos. Re limpio dejo todo, me gusta luego hacer.
Pero para serles sincero, las ollas no son mi palo, no me gusta lavar las ollas y por eso mi señora se re enoja. Me cuesta demasiado sacar los restos de comida pegada, y eso a ella le sale súper fácil.
Quehaceres
Yo les paso la esponja, el detergente, froto un rato, pero siempre queda algo. Por eso, yo prefiero dejar que ella haga esa parte y compenso haciendo otros quehaceres más.
Pero igual, ahí empieza la discusión. Ella dice que si yo me encargo de los cubiertos, también debería lavar las ollas. Que no puede ser que yo haga la “mitad del trabajo” y la deje a ella “lo más pesado”. Pero pasa que cuando hago yo, no le gusta, se queja, dice que no limpié bien, no saqué bien los restos.
Y lo mismo pasa con la limpieza. Cuando agarro la escoba o el trapo, ella me mira de reojo, me controla todito luego, y me dice: “así no se limpia”.
Repasadores
Según ella, no sé pasar bien el trapo, no sé enjuagar bien, ni doblar los repasadores. Entonces yo me quedo pensando: si cuando no hago nada se enoja, y cuando hago también se enoja, ¿cómo se supone que debo actuar?
Nuestras peleas, en realidad, son por esas pequeñas cosas. Que si dejo el vaso en la mesa, que si pongo la ropa en la canasta pero no separo los colores, que no separo las medias, que si cuelgo las toallas mal, cosas que para mí son detalles, pero para ella parecen un motivo de guerra.
Aunque después nos reímos después de algunas peleas cuando está de buen humor, en el fondo siento que esas discusiones van dejando marcas.
Porque no es lo mismo pelear una vez al mes que todos los días por quién lavó mejor una olla. A mi me estresa solo escucharle ya ¿Qué piensa de todo esto?
La respuesta: