Hola diario EXTRA, suelo ver sus historias y dije ‘voy a contar un poco también la mía a ver qué me dice el psicólogo’.
Soy Joel, y estoy con mi novia hace 3 años. Yo tengo 30 y ella 24. No solemos tener tantos problemas pero últimamente se enoja todo al pedo, cosas así sin sentido le molesta.
rutina
Para que puedan entender nuestra rutina es así: Yo trabajo todos los días de 08:00 a 16:00, salgo de mi trabajo y voy a buscarle del suyo.
Ella sale a las 5 y llego un poco antes porque es cerca. Esa es la hora en la que empieza a haber tráfico y yo reconozco que soy desbocado en el tráfico, y muchas veces suelo ser muy franco en lo que digo.
Pasa que hace dos días estábamos como siempre volviendo a su departamento, donde yo me suelo quedar a dormir.
Yo estaba nervioso ya por el tráfico, la verdad que está insoportable, parece que por el frío la gente saca más aún su auto.
Entonces empecé a carajearle a cada pysa tronco que macanada hacía.
Manejando
La verdad que cuando uno está manejando tiene que atender, y entiendo que acá es la ley del mbarete para poder lograr paso, pero algunos ya son suicidas, te salen nomás cuando vos estás a una velocidad ya considerable.
Eso ya me tenía muy nervioso porque la gente quiere llegar nomás a su casa y no le importa chocarte, rozarte. Pero por otro lado, están las personas que se pasan de ignorantes, nos saben manejar, no respetan las reglas de tránsito, no sabe que no deben doblar cuando es contramano, ere eréa luego.
Sincero
Y ahí tengo que ser bien sincero, las mujeres son mucho más ignorantes en cuanto a reglas de tránsito y muy miedosas también, para qué vamos a decir otra cosa.
Y ese día lo que pasó fue que una señora manejaba más o menos en medio de la calle, y yo no me podía adelantar, entonces dije “kuña jeyma”.
Y me empezó a retar así con que las mujeres son más prudentes que los hombres, que ella incluso maneja mucho mejor que yo, y ahí le dije “mba vos sos un peligro”. Para qué pa luego, roja se puso.
En todo el camino no me habló, ni una palabra me dijo, y me dijo que no quería hablar, que si intentaba se bajaba ahí.
Llegamos a su departamento y no me dejó llegar. Me dijo “si soy un peligro para qué estás conmigo todavía”.
Le dejé ese día, y al día siguiente, ayer traté de solucionar pero no se subió más conmigo al auto ¿Qué hago?
La respuesta: