“Soy Ana. Tengo 40 años, y mi marido tiene la misma edad. No casamos ya hace 9 años.
Mi esposo siempre tuvo esa pinta de afeminado, pero creía que era una cuestión hormonal nomás o algo parecido.
Él siempre fue muy delicadito, pero atento a la vez conmigo, romántico y en muchas ocasiones vi actitudes raras, pero no pasaba de allí.
Eso sí, aclaro que en la cama es una fiera total. Se transforma y tenemos el mejor sexo del mundo.
El problema empezó cuando comenzó a llegar tarde a la casa. Estaba tomado, sin ganas de estar conmigo.
Yo le preguntaba qué le pasaba y no me decía nada, siempre me evadía la pregunta, me respondía con otra cosa.
Sus salidas ya eran más habituales. Yo nunca fui de revisar el celular de mi pareja. Lo veía de repente muy entusiasmado cuando mensajeaba. Ponía esa cara de bobo enamorado. Ya me era demasiado raro.
Invento
Le preguntaba quién era y me inventaba que su hermana le mandaba chistes o memes y que eso le hacía reír.
Nunca le creí nada, pero me hacía la tonta. La verdad es que muy en el fondo sabía que algo muy grave estaba pasando, pero que no sabía si estaba preparada para saber.
Pero un día llegó a las 3 de la mañana. Nunca antes había llegado tan tarde. La situación ya era demasiado obvia. Apagó el celular de mí en toda la noche, y llegó a casa como si nada hubiese pasado, una vez más borracho.
Ahí le exigí que me diga la verdad: ¿Tenés otra verdad?, le decía, una y mil veces. De tanto insistir me respondió: “no tengo otra, tengo otro”. Me quedé fría como el hielo. Pensé que me estaba jodiendo. Le volví a preguntar y allí ya me dijo toda la verdad.
Empezó a llorar y me pedía perdón mil veces. Me dijo que siempre fue bisexual y que estaba saliendo y manteniendo relaciones sexuales con un tipo.
Ese día yo salí de la casa, pero ahora él vuelve a buscarme y me pide perdón, quiere que volvamos a intentarlo. Me dice que va a cambiar y que va a ir a terapia.
Yo no tengo nada contra la homosexualidad, pero sinceramente para mí todo esto fue muy fuerte. No sé si perdonarle. No sé para dónde correr ¿Qué hago licenciada?
Es natural que te sientas confundida y herida al descubrir que tu esposo mantuvo una relación con otra persona rompiendo tu corazón y tu confianza. Lo primero que debés hacer es darte tiempo y espacio para procesar las cosas. Es importante que te permitas sentir y expresar tus emociones, ya que es una traición significativa en tu relación. Pensá lo que realmente querés para tu futuro y cómo te sentís con la idea de continuar con él sabiendo todo esto. Por un lado, tu esposo reconoció su error y está dispuesto a ir a terapia, lo cual es un paso positivo, pero la decisión final debe basarse en lo que como pareja o individualmente necesitan para sanar y ser felices.
Considerá buscar apoyo profesional, ya que un terapeuta puede ayudarte a navegar estos sentimientos y a tomar una decisión informada. Hablá con él abiertamente sobre tus sentimientos y establece claramente lo que necesitás si decides darle una segunda oportunidad.