Semana violenta esta; las terribles noticias desde el norte otra vez nos aprietan el corazón; te imaginás a le gente común como vos, que al ir a trabajar pueda resultar sorteado con una bala que no era para él. La comprobación, una vez más, que un gobierno paralelo manda en gran parte del país.
“Una acción mafiosa”, o algo así, dijo el ministro... ya lo sabemos. En la cárcel, un “palo justiciero” corrige al depravado violador. Voces a favor y en contra, la violencia curando la terrible violencia, y los violentos condenados enmendando sus acciones, diferenciándose del execrable. Les dejo una historia, chiquita y penosamente diaria.
Una estudiante cualquiera (mi hija o tu hija) sale de la facultad al mediodía, a una cuadra le salen dos motochorros, le estiran la bandolera, que lleva atravesada como una banda presidencial. Ella quiere sacársela, darle todo, pero en el apuro la correa se enreda en el brazo. El motochorro piensa que ella se resiste, forcejean, la correa no cede. La joven cae... quiere darle la bendita bandolera, pero la correa se enreda más con cada tirón del delincuente... el hombro se disloca, dolor...
El presunto ladrón pierde la calma, agarra una piedra, golpea a la joven en la cabeza... una, dos veces, tres... al fin la puta correa se rompe, el tipo se va. La joven queda tirada... la llevan a la Policía, le muestran fotos, lo reconoce... “es fulano”, dicen los policías, “traemeló” (así, con acento en la “o”)... fulano, apodado mengano, ya tiene tantos antecedentes que es prácticamente un habitué de la comisaría.
El fulano presunto delincuente viene con toda su familia. “Yo no fui”, dice. En resumen, la joven, con el hombro dislocado, escoriaciones, golpes, torceduras, miedos y dos pedradas que, según el médico, pudieron ser mortales, debe cambiar la llave de su casa, tramitar documentos y anular tarjetas, despedirse de algunos guaraníes y esperar que los parientes del presunto delincuente no se tomen venganza por denunciar, porque todos sus datos estaban allí. Fulano, apodado Mengano, ha de estar afuera ya. Si hasta me parece escuchar su moto.