El nivel del lenguaje utilizado por los usuarios en las redes sociales, deja en evidencia la falta de argumentos lógicos cuando se debate. A diario, podemos observar los comentarios políticos o vinculados al deporte, que tienen un tono agresivo.
Cuando uno se fija en los posteos de medios y se toma el tiempo de leer los comentarios, se da cuenta el nivel de ignorancia de quienes comentan. Si un cerrista hace un comentario negativo sobre Olimpia, o viceversa, el debate automáticamente se pone en tono agresivo. “Vos cerrista puto de mierda, callate”. “Andá ve quién le come a tu señora”, entre otros, forman parte del estilo en el que se discute.
Lo mismo sucede en el lenguaje político e incluso en las discusiones entre autoridades. Muchos dicen que esto siempre fue así. Todo eso hoy cobra mayor notoriedad con la presencia de las redes. En estas plataformas, uno dice lo que no se anima a decir de frente.
Lo triste de esto es que cada vez nos volvemos más intolerantes. Cuando no nos gusta la opinión de otros, automáticamente lo agraviamos. Sería interesante que empecemos a dar argumentos sin dejar en evidencia nuestra ignorancia.
La ciudadanía debe saber que se puede cuestionar a un presidente, sin tratarlo de mierda, hijo de puta, o pretender hacer de la homosexualidad una ofensa para él. Lo mismo se aplica a las críticas hacia futbolistas, periodistas, funcionarios públicos. Cuestionar y criticar es sano; agredir es de mediocres.
Muchos, incluso, ya llevan este estilo de lenguaje intolerante a las calles y esto genera violencia. Si hoy pedimos a un motociclista que use casco, es probable que nos haga un gesto obsceno o te responda “¡Nde puto!”. Algún día tendremos que dejar de usar ofensas como respuesta. Al final, eso solo demuestra cuán mediocres somos.