El contralor Óscar Velázquez tiene la suerte de vivir en una sociedad machista, gracias a eso, luego de conocerse la escandalosa distribución de beneficios que hace con la plata pública, los chistes y comentarios se centraron en una de las mujeres beneficiadas y no en la cuestión de fondo.
Las bromas fueron por lo sexual, por la insinuación de lo que podría ser un cargo por favores de alcoba y en ese escenario las mujeres se llevan siempre la peor parte. Ellas serán putas y ellos, quienes manejan la plata pública, serán “vivos” o quizás “badulaques” o “bandidos”, no más que eso.
En la prensa el caso se hará conocido, por lo general, con el nombre de la mujer beneficiada y no con el nombre del rifador de la plata ajena. Y así hablaremos de “Perlita” y no de sus múltiples benefactores en el Poder Judicial o en Diputados, de la “Niñera de Oro” y no de Víctor Bogado, o de los “Caseros de Oro” y no de José María Ibáñez y de Lorena Plabst.
Es más, todos ellos desde Perlita hasta los que cobraban (con la quita correspondiente) con plata pública por cuidar un bien privado, perderán rápidamente los beneficios, mientras los otros, fuero o poder de por medio, seguirán sin mayores sofocones en sus cargos, salvo alguna audiencia, imputación molesta o escarche tenedor libre.
No quiero victimizar a personas inescrupulosas, quiero que apuntemos fino a los responsables principales y en ese marco decir con total convencimiento que el contralor debe ser ya mismo sometido a juicio político, no le den la oportunidad siquiera de renunciar.
Si no puede demostrar a todo el país que es inocente en un proceso, que debe ser llevado con todas las garantías procesales y constitucionales, que salga por donde corresponde, por la decisión republicana y democrática.
Que no termine Óscar Velázquez como el imputado Francisco Alvarenga, blanqueado en la misma Comandancia, donde la Fiscalía piensa estuvo deshonrando su deber de servidor público.