@paredesjor33 La Iglesia es a la vez santa y pecadora. Es santa por su naturaleza, instituida por Jesucristo, pero integrada por hombres que son pecadores. Por eso, la Iglesia no puede excluir a los pecadores de sus filas. Jesús se ha encarnado a través de la Virgen María para buscar la salvación de los hombres. El hijo de Dios murió y resucitó para redimir del pecado al hombre.
Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Jesús para que por medio de Él los hombres puedan vencer al pecado. Ante esto, la respuesta de Jesús no fue alejarse de la Iglesia sino entregarse por ella, amándola.
Tenemos conciencia que todos pecamos, sin excepción alguna. Esto nos lleva a todos a pedir perdón. Jesús mismo nos ha enseñado a rezar: “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos”. Para esto debemos reconocernos pecadores y pedir el perdón de Dios.
Se preguntarán porqué escribo estas líneas sobre la Iglesia santa y pecadora. Y es porque me enseñaron, en la misma Iglesia católica, que ser cristiano es reconocerse débil por la condición humana pero resistente en espíritu con la fortaleza que brinda la fe en Dios.
Ser cristiano no significa solamente participar en misas, ni hacer el bien y evitar el mal. No es simplemente creer en Dios o cumplir ciertas costumbres o tradiciones como peregrinar hasta un santuario. Ser cristiano no se limita a aceptar verdades de fe o dogmas.
Ser cristianos católicos es mucho más profundo. Implica mayor compromiso y supone reconocer a Jesús, seguir sus enseñanzas, aceptar su proyecto salvífico, formar parte de su comunidad. Sin embargo, muchos integran la Iglesia para mostrarse frente a los consagrados o ante la feligresía pero viven un mundo totalmente alejado del cristianismo.
No basta “servir” al semejante solo por el hecho de que los demás vean la fachada de fe, pero alejado de las enseñanzas de Jesús y de la Virgen. Caacupé hoy es centro de fe en Dios, en su hijo Jesús y devoción a la Madre de Dios.
Pero de nada sirve si solamente acudimos a los pies de la Virgencita azul sin llevar el compromiso de dejar de lado a ese hombre viejo y revestirse de hombre nuevo para luchar por una sociedad mejor.