14 dic. 2024

Nos complicaron la vida

@pablonoearaujo @pablonoearaujo

Los estudiantes saltaron de su comodidad para realizar un reclamo histórico, que apunta al centro neurálgico de los problemas sociales del país: la educación. No solo salieron a las calles; durante su marcha elevaron la vara, eludiendo elegantemente una respuesta mediática y diplomática de las autoridades ministeriales que los recibieron con flores. Replicaron esta propuesta con claro mensaje: “Queremos educación, no flores”.

Ahora el desafío es gigante porque la verdadera solución es diseñar políticas públicas para honrar estos legítimos reclamos. La complejidad aumenta al entender que son múltiples los factores que intervienen en el proceso educativo. Esta realidad trasciende el simple discurso que encuentra en duplicar la inversión educativa (pasando de un 4% del PIB a un 8%), una alternativa que en teoría es ideal, pero que en la práctica debe ser profundamente debatida.

Pensar que con recursos económicos se solucionan las dificultades, es un gravísimo error. En este esquema deben incluirse la realidad de miles de niños y adolescentes privados de un sustento alimentario, base fundamental para que se asimilen y generen conocimientos en el aula.

La formación continua y de calidad de los docentes, pensando en un escenario globalizado es otra de las prioridades impostergables. La elaboración de las mallas curriculares, mirando las necesidades del país es otro de los elementos. La infraestructura de cientos de aulas, y dotar de libros y tecnología es un componente que no puede faltar en la mesa de análisis.

Un gran acuerdo político-ciudadano, liderado por actores involucrados es el camino que debemos transitar. Porque en medio de buenas intenciones y grandes proyectos, se ciernen grandes sombras de corrupción y prebendarismo, que nublan el objetivo empujando al fracaso, como lo es indudablemente el proceso de reforma educativa que estamos sufriendo actualmente.

Los jóvenes nos complicaron la vida. A ellos, ¡Muchas gracias!