11 dic. 2024

No se puede detener el progreso

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Voy a contarte una historia y mi opinión con respecto al avance irremediable del futuro. Tenía un jefe que intentaba innovar mucho. Hacíamos algo y al otro día nos cambiaba la metodología de trabajo, volvíamos a hacerlo y cuando nos estábamos acostumbrando, volvía a cambiarla. Un día le reproché. La gente se quejaba mucho de los cambios, le dije.

Entonces, con su serena voz me dijo “los cambios siempre van a ser resistidos, hasta que todos se den cuenta que funcionan”… y la verdad, funcionaron. Encontramos el equilibrio y la forma de ir mejorando el trabajo en equipo. Desde entonces cambió mi perspectiva. Y algo así pasa en casi todos los ámbitos.

Un grupo de vecinos se quejó con fuerza cuando se iba a construir la Autopista Ñu Guasú. La nueva obra fue concebida para agilizar el tránsito con una vía rápida. Más adelante y con el correr del tiempo se fueron sumando otras protestas, METROBUS, contra los bitrenes, contra los trenes rápidos, contra más viaductos y contra la construcción de un sistema cloacal.

Hoy, la protesta de moda es por UBER, una empresa internacional que proporciona a sus clientes una red de transporte privado, a través de su software de aplicación móvil (App) que conecta los pasajeros con los conductores de vehículos registrados en su servicio, los cuales ofrecen un servicio de transporte a particulares.

No es malo. El sector amarillo sufrió en los últimos años todo tipo de polémicas y denuncias, la mayoría relacionadas al precio que cobran, sin entrar a discutir sobre la calidad de los vehículos y el trato que los choferes ofrecen a sus potenciales clientes.

El arribo de UBER sin dudas pondrá una cuota de comodidad a los usuarios y obligará a los taxistas a competir mejorando la calidad del servicio en beneficio del consumidor, o sea, nosotros, los simples mortales.

Quizás se postergue, pero no podrá evitarse, con protestas o sin protestas, contra enojos y amenazas, UBER va a llegar, así como se terminó la autopista y se va a terminar alguna vez el metrobús.

Es imposible detener al futuro, el progreso es inevitable, fue así desde el comienzo de los tiempos, y lo seguirá siendo hasta el fin de la humanidad.