19 may. 2025

Miente, ataca, crea un enemigo, paga hurreros y candidátate

@uruser @uruser

Imagínese que usted denuncia a su vecino por tener nexo con un grupo guerrillero (elija el que usted quiera, parece que el EPP tiene sucursales). Deberían pasar dos cosas: alguien (fiscalía, por ejemplo) llamará para que fundamente sus dichos y el propio afectado exigirá las pruebas (y eventualmente podrá demandarlo si no son presentadas).

Si usted no presenta las pruebas, probablemente pagará de alguna manera sus infundadas palabras… eso, por supuesto, en el caso de que usted no sea ministro, diputado, político queriendo congraciarse con el presidente o similares, situación en la que podrá decir cualquier cosa de cualquier persona sin tener problemas posteriores. (Y con esto no digo que lo que digan no sea cierto: simplemente, me encantaría ver las pruebas contundentes que los ciudadanos merecen).

Esto parece formar parte de la estrategia del Gobierno para lograr una reelección, que aparece muy resistida, dentro y fuera de su partido, en una visible polarización pro y anti HC.

Otro punto del camino a las elecciones es la creación de un enemigo, ya sea EPP, Pavão (que ahora está de moda, casi convertido en un nuevo Lino), los izquierdistas y otros etcéteras. El tercer aspecto, no menos importante, es la presencia de espontáneos adherentes, que con emoción a flor del bolsillo de la piel, logran llegar a todos los actos y pedir la reelección del único líder per secula seculorum .

Recomiendo entonces, para los dos años que tenemos por delante, tener a mano los medicamentos contra la presión alta. Tendremos más intentos por conseguir algún argumento legal (o casi) para lograr la reelección y, lo que puede ser más difícil de soportar, las apariciones de los supuestos bendecidos por el tío Horacio para ser “su” candidato en caso que no salga la reelección: Riera, Leite, Castiglioni y otros.

Mientras tanto, nosotros seguiremos corriendo de los motochorros y luchando contra la baja comercial en el mundo común y corriente en el que todos vivimos y que, evidentemente, no es el de ellos.