La población está creciendo enormemente y las escuelas son las mismas de hace décadas.
Es lo que señalan padres y directores de instituciones educativas. Por eso muchos no pudieron inscribir a sus hijos a pesar de que madrugaron en las filas.
Los cupos son limitados y no crecen a la misma velocidad de las nuevas generaciones.
No es posible que tengamos que obligar a pasar la noche en colchones a los padres para asegurarles un sitio para sus hijos en las escuelas y colegios.
¿Será que pasa lo mismo en los países más desarrollados? Dudo mucho que exista este trato inhumano.
Como igual de inhumano es sobrecargar a los docentes con más de 60 alumnos por aula como anuncian que ocurrirá en colegios de Central.
La avalancha de gente que quiere inscribir a sus hijos se notó como todos los años demostrándonos el nivel de educación que ofrece el sector público.
Mientras, Marito se limitó anteayer a repartir computadoras con fondos de Itaipú.
Los padres tienen que sacar coraje y manifestarse para que hayan más aulas y rubros docentes en las instituciones más demandadas.
Para eso se distribuye a cada ciudad los fondos del Fonacide.