
El entender un crimen no es tarea fácil, menos aún si este encierra tantos intereses no solo penales, civiles sino también sociales y políticos. Los elementos objetivos para ir uniendo pistas que consoliden hipótesis de los investigadores son lo más preciado de un proceso.
En esa línea, la escena del crimen es pieza clave, ya que si está bien custodiada y cuidada puede hablar hasta el punto de resolver un caso. Cualquier estudiante de derecho sabe que manipular o destruir evidencias anula las chances de llegar a conclusiones certeras y por ello constituye un delito.
Curuguaty es un ejemplo claro; el día de la masacre los fiscales a cargo poca importancia le dieron a los elementos relevantes, al rastrillaje del lugar y a la custodia del predio que sus evidencias en lugar de armas fueron alicates, petacas de caña y a 24 horas de la masacre ni siquiera habían olido que dentro de Marina Cué todavía quedaban cuerpos de campesinos asesinados, armas y cartuchos que podían ser levantados con el fin de entender lo que pasó el día anterior.
Que hoy la sentencia no tenga ninguna consistencia, que el propio Jalil Rachid (principal investigador del caso) haya reconocido que era imposible llevar a juicio el supuesto de homicidio doloso y responsabilizar a Rubén Villalba de la muerte de Lovera, demuestra lo mal que se condujo todo el proceso.
Es lógico que alguien es responsable de esa matanza, es lógico que alguien tuvo que matar a 11 campesinos y 6 policías, ¿pero cómo sostener una sentencia que no es capaz de explicar cómo se dieron los hechos, que no tiene la capacidad de mostrar las armas que se utilizaron en el lugar y que dice haber llegado a los responsables del hecho solamente por medio de las testificales?
La verdad procesal de Curuguaty no tiene ninguna relación con la verdad real, el mamotreto que se produjo como resultado y la confusión social que genera el caso es consecuencia directa del poco interés de los investigadores en el esclarecimiento del caso que tuvieron a su cargo. Hasta el más fanático sabe que en puro derecho la sentencia del caso Curuguaty es insostenible.