@santula Los últimos días están sirviendo para que las caretas caigan más rápido de lo que imaginaba. Si bien desde hace unos meses Cartes puso a hablar a sus operadores sobre la reelección y jugando la vieja carta de “yo solo quiero trabajar”, “no pienso en la reelección” y demás yerbas, es el propio Cartes el que ahora opera de manera abierta y directa por el rekutu.
Las cosas no se dieron como el presidente suponía. La farsa de “la gente me pide” no dio todos los resultados que esperaba y hasta hoy no es capaz de recuperarse del golpe sorpresivo que recibió en el Senado, donde legisladores disidentes y de oposición durmieron a los oficialistas y lograron trabar la reelección vía enmienda por un año.
Desesperados empezaron a diseñar algún atajo, ya que la reforma (que es la única vía constitucional para aprobar la reelección) necesita de mucho tiempo para poder ejecutarse.
Actos oficiales que terminan en discursos de reelección con el bochornoso espectáculo de actores de reparto haciendo hurras pidiendo a Cartes que gobierne 5 años más. Un montaje menos creíble que Papá Noel y los Power Rangers.
Diputados, senadores, ministros, Presidente y vicepresidente ya no hacen otra cosa que no sea recorrer el país buscando votos de convencionales que exijan a legisladores de su partido a votar por el rekutu. Todo esto como si los convencionales fueran constituyentes y como si la ANR fuera la autoridad competente para modificar la Constitución.
Los recursos del Estado son utilizados de manera alevosa. Solo basta con ver el viaje de Juan Afara y de Pedro Alliana a Ñeembucú en avión de la Fuerza Aérea Paraguaya para reunirse con seccionaleros de la zona. Los oficialistas van al todo o nada y lejos de ocuparse de lo importante están cobrando salario público para ejercer actividades particulares.
Somos unos vyros de novela. Mientras el país es azotado por la inseguridad, los encargados de administrar la república despilfarran nuestro dinero en campaña electoral.