Uno nunca termina de sorprenderse cuando de avivadas se trata, sobre todo para burlar el control en instituciones del Estado para seguir prendido del erario público, sin trabajar. El ingenio muchas veces no se canaliza para hacer lo correcto y se utiliza más bien para sacar ventajas. Esta vez quiero referirme a un hecho particular que se dio en el Senado. Funcionarios de la Cámara Alta burlaron el reloj biométrico para continuar planilleando.
De acuerdo al reporte de Recursos Humanos del Congreso, una decena de funcionarios del Senado utilizaban sus cinco dedos, y podrían ser los diez, vaya uno a saber, para marcar la entrada y salida de los planilleros.
Pero el tema no termina allí, además, los funcionarios del Poder Legislativo se “enferman” cada mes para faltar a sus lugares de trabajo. Según los datos proporcionados, de 1.300 funcionarios un 25% recurre a esta artimaña para no cumplir con su responsabilidad laboral, es decir, un poco más de 300.
El senador Eduardo Petta señaló que una sola persona utiliza sus cinco dedos para marcar su propia entrada y salida y de otros cuatro funcionarios, burlando de esta manera el registro de asistencia en la Cámara de Senadores.
Todo se descubrió porque la misma empresa que se encarga del reloj marcador se dio cuenta que el aparato fue manipulado en la carga de datos. De esto se desprende que la aplicación del reloj biométrico no “espantó” a los planilleros del Congreso, solo hizo que se perfeccionara la avivada, para no decir la sinverguencía.
Pero estos funcionarios planilleros no solo burlan el registro de asistencia sino que se ríen del pueblo, que con el pago de su impuesto sigue manteniendo el pesado funcionariado estatal. “Es hora de terminar con el desorden”, manifestado por el senador Petta no solo resuene en los pasillos del Senado sino que se tomen medidas, se castiguen a los irresponsables y que devuelvan lo robado al país.
Finalmente, en la Cámara Baja se debería investigar también el tema. Por curiosidad. Solo el mal cunde; el bien no tiene réplica.