Por Hugo Barrios @Huguelli John Lennon era un soñador. Creía en ideales pacifistas y tenía un talento musical extraordinario. Mañana se cumple un año más de su fallecimiento. Su deceso, contrariamente a sus insistentes súplicas de paz y amor, fue producto de un episodio violento.
Un 8 de diciembre de 1980, un atormentado Mark David Chapman mató de cinco balazos al célebre exintegrante de The Beatles, en Nueva York. Al recordar esto, no es que quiera apartarme de la mayor festividad católica del país. Entre hoy y mañana, una marea de devotos ocupará cada uno de los rincones de la Villa Serrana para agradecer a la Virgen de Caacupé por los milagros y para pedirle por el bienestar de sus familias.
“Imagine”, quizá la obra más reconocida a nivel mundial de este inquieto muchacho de Liverpool, es una canción que nos invita a soñar con un mundo mejor, con una hermandad sincera, con una tierra sin fronteras, “viviendo la vida en paz”. Eso sí, su autor también imaginaba un mundo sin religiones.
Los últimos son muy sensibles para quienes creen en sus iglesias, sean católicas o no católicas. Nada menos que el obispo de Caacupé afirmó que, por tener un tatuaje, alguien prácticamente tiene el “alma vacía”. En las redes sociales, quienes cuestionan a los católicos por venerar a “figuras de barro” se rasgan las vestiduras y aborrecen que los fieles al Catolicismo celebren el día de su santa patrona.
El cura párroco de Limpio, Silvestre Olmedo, fue denunciado ante la Fiscalía y la Policía por acoso sexual. Una feligrés lo acusa de haberle manoseado. Recién al conocerse el caso a través de la prensa, sus superiores lo apartaron, a pesar de que ya sabían del hecho mucho antes.
Viendo todo este entrevero, no es tan descabellada la teoría de Lennon, que pide que imaginemos un mundo sin religiones. O bien, podemos poner en práctica la tolerancia y respetar el credo de cada uno.
No sé por qué, ya que él no creía un pomo en estas cosas, pero imagino ahora a John como un peregrino, yendo a pagar su promesa con Yoko Ono en ese “edén de Caacupé”. Luciendo zapatillas y ropas gastadas, va pidiendo paz por el camino y predica el amor entre hermanos. “Tal vez solo sea un soñador, pero no soy el único”. Ya tú sabes.